Alfonso Ussía
Aluvión
Poco a poco las calles de Madrid se fueron atiborrando de manifestantes. Era lógico. Una manifestación convocada por CCOO y UGT siempre se nutre de millones de ciudadanos descontentos. Para colmo, era domingo, y aunque frío de temperatura, tenuemente soleado. El día perfecto para reivindicar pactos y avances laborales. Pasaban autobuses abarrotados de personas, pero pasaban de largo, lo cual entristeció a los jóvenes líderes sindicales Toxo y Álvarez. Los autobuses se dirigían al Museo del Prado, al Botánico, al Thyssen, al Reina Sofía y al Museo Naval. Pasaban autobuses llenos de abanderados, y Toxo y Álvarez sonrieron. Pero también pasaron de largo. Eran aficionados del Futbol Club Los Fresones de Aranjuez, que disputaba al mediodía el «derby» de la zona contra su tradicional máximo rival, el Sporting Pocero de Seseña. Pasaban más autobuses pero no se detenían en Cibeles para que sus ocupantes se unieran a la manifestación. El último de los autobuses transportaba hasta la esquina del Retiro que coincide con la Cuesta de Moyano, a los partidarios de «Pepín el Certero», campeón de España de la Cuarta Edad de Petanca, que ofrecía una exhibición gratuíta de tan atractivo deporte en el gran bosque madrileño. Para asistir a la exhibición de «Pepín el Certero», que competía con «Juanón Tocabolas» –séptimo en la clasificación del año 2016–, se reunieron más de tres mil aficionados a la petanca, cifra que superó todas las expectativas. Al final, los sindicalistas descontentos convocados por CCOO y UGT superaron con creces el número de 4.500, estimándose en 4.538 la suma humana de la protesta. Toxo y Álvarez no cabían en sí de gozo. Conseguir sacar de la cama un domingo por la mañana a más de cuatro mil quinientos sindicalistas liberados, es una prueba de la musculatura social de los viejos Sindicatos. Éxito sin paliativos.
Para colmo, se sumó Garzón. Lo he leído en la prensa. No se especifica si Garzón el político o Garzón el juez condenado por prevaricación. Pero lo importante es que, al menos, un Garzón estuvo en el guateque, y eso siempre es de agradecer por parte de los convocantes. Iglesias se pasó a posar para la foto, y huyó de la muchedumbre, que ya se sabe lo mucho que le molestan a Iglesias las muchedumbres que él no controla. Una multitud de 4.500 sindicalistas liberados se puede convertir en un aluvión peligroso.
He leído también que para los analistas políticos y sindicales, esas 4.500 personas reunidas certificaron el fracaso de la convocatoria. Todo lo contrario. Y me apresuro a poner ejemplos comparativos. A la presentación del libro «Tópicos y Exageraciones del Lobo Feroz», de la gran autora normanda Juliette de La Fromagerie, con intervenciones de la escritora mencionada y de la tataranieta de Perrault, Toutoú Perrault, asistieron 145 personas. Compárense con las 4.500 que acudieron a la convocatoria de las dos grandes centrales sindicales de España. A la representación, con motivo de las fiestas de Navidad, del Colegio Público de San Dámaso de los Montes, asistieron 234 personas, porque la 235, la abuela de la niña que hacía de tercera pastora, excusó su ausencia por una dolencia imprevista en uno de sus muslos. Compárense esos 234 asistentes con los 4.500 sindicalistas que acudieron a la llamada de Toxo y Álvarez. Y para callar de una vez las bocas que emiten falsedades. A la prueba del vestido de novia de la señorita Carmen Pirlada de Campamusí que se casa en enero con el ingeniero técnico Román de Lorosa Paramentell, sólo fueron la madre de la novia, su mejor amiga, y como es de suponer, la feliz prometida. Compárense esas 3 personas con las 4.500 reunidas por Toxo y Álvarez en representación de Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores.
¿Fracaso, dicen? Un poco de seriedad, que tanta falta nos hace.
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