Paloma Pedrero
Amor canino
Sorprendente. Para que luego digan, los que no han tenido la suerte de convivir con ellos, que los perros no tienen alma. Un equipo de investigación de la Universidad Azabu de Japón, ha comprobado que la mirada entre el perro y su dueño dispara en ambos los niveles de oxitocina en el cerebro, una hormona relacionada con los patrones sexuales y la conducta maternal y paternal. Este mecanismo nos ocurre habitualmente cuando miramos a nuestros hijos, esa sustancia del amor fluye por nuestro cuerpo y nos contenta el corazón y el espíritu. La oxitocina actúa también como neurotransmisor en el cerebro potenciando la formación de relaciones de confianza entre las personas. Esto lo sabíamos, lo que es alucinante es comprobar que los perros sólo con mirar a sus dueños desprenden también esa maravillosa hormona; evidenciar que los canes tienen formas humanas de relacionarse con sus amores. Todos los que hemos tenido o tenemos un perro en casa lo sabemos. Sabemos que nos quieren más que nadie, que jamás te fallan, que notan tu alegría y tu tristeza, que manejan un lenguaje claro, que se adaptan a tus necesidades, que celebran tus éxitos, que corresponden a tu cariño con todo tipo de gestos y que perdonan hasta las peores ofensas; ahora además la ciencia nos afirma algo importante, que aunque los lobos, sus ancestros, no tienen esta capacidad, nuestros queridos canes han sido capaces de desarrollarla durante la domesticación. Es decir, que todos los animales, incluidos los humanos, somos capaces de moderar la aspereza de nuestro carácter y generar sustancias que actúan en nuestros pobres cerebros fomentando el amor y la confianza en los otros. Ahora sólo falta que aprendamos a domesticarnos a nosotros mismos.
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