Presupuestos del Estado
Anatomía del cupo vasco
Aunque oculta en una maraña jurídico-conceptual, la anatomía del cupo vasco es sencilla. Consiste en calcular la diferencia que hay entre lo que el presupuesto del Estado dedica a financiar el gasto en las competencias que no ha asumido el Gobierno vasco y el déficit no financiero, para después aplicar a la cifra resultante el 6,24 por ciento. Como se ve, la teoría es bastante fácil, aunque lo malo está en la práctica; o sea, en la política. Ésta se ha apoyado siempre en una tergiversación de las cifras para que los vascos paguen poco. Y como el déficit es inocultable, entonces lo que se falsea es el coste de las aludidas competencias.
En el proyecto de ley que esta semana aprobará el Congreso, sin justificación documental alguna, ese coste se establece, implícitamente, en 66.052 millones de euros. Digo que esta es una cuantía implícita porque la ley señala que las cargas del Estado que no se corresponden con competencias transferidas al País Vasco valen 186.185,7 millones; pero de este número hay restar los 120.133,7 millones que el presupuesto asigna a atender los intereses y la amortización de la deuda pública.
Sin embargo, si en vez de fiarnos de los cambalaches negociados entre el Ministerio de Hacienda y el PNV nos vamos al detalle de los presupuestos podemos calcular, después de muchas sumas y restas, que lo que de verdad valen las competencias no asumidas son 116.894 millones de euros; o sea, un 77 por ciento más que lo que dice la ley del cupo. Y si ya completamos los números, restando los 20.595 millones presupuestados como déficit no financiero y multiplicando por el aludido 6,24 por ciento, a lo que llegamos es a un Cupo de 6.009,1 millones. Este resultado es más del doble que los 2.836,5 millones que aparecen –también implícitamente– en la ley, con lo que queda claro que los vascos nos han metido al resto de los españoles un pufo de 3.172,6 millones de euros. Rematemos: para llegar a los 1.300 millones que tanto se han cacareado estos días, sólo queda restar a las cifras anteriores los 1.536,4 millones que la ley atribuye, seguramente con exageración, a la recaudación, por el Estado, de impuestos en el territorio vasco. Esto es lo que tiene gobernar en minoría y acabar en manos de truhanes.
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