Iñaki Zaragüeta
Aniversario de la vergüenza
Parece que ha pasado un siglo y hoy se cumple sólo un año de la aparición de Jordi Pujol declarándose delincuente. Demasiados acontecimientos desde entonces, ninguno positivo. Destacan el desprestigio público del exmolt honorable y, especialmente, la radicalización de su discípulo Artur Mas a favor de la independencia sin haber logrado ni un adicto más a su proclama. Al revés, según su propio barómetro, el apoyo a la secesión mengua. Y eso sin que los constitucionalistas hayan respondido unitariamente a su último órdago, la candidatura a modo de «frente separatista» que aglutina a los partidos y organizaciones que tienen como objetivo el Estado catalán.
Respecto a este segundo aspecto ¿qué hacer ante este pulso? ¿es mejor que PP, Ciudadanos y las formaciones favorables a la unión con España se presenten cada una por separado o deberían constituir una alternativa sólida entre todos como respuesta al desafío de Artur Mas y sus cuates?
Mi amigo Rogelio se adhiere a esa idea que alguna personalidad del PP, valenciana por más señas, ha puesto sobre el tapete monclovita: invitar a Albert Rivera a encabezar una lista de todos ellos como líder incuestionable del «españolismo» tras la lucha protagonizada durante años a favor de la unidad nacional. «Es joven, 36 años, y ya tendrá tiempo y ocasión de llegar a la Presidencia de Gobierno si el viento político le sigue entrando a favor». Rajoy, que se sepa, no ha movido un músculo.
¿Qué decir sobre Pujol? Las acusaciones sobre su larga vida política con el objetivo prioritario de enriquecimiento sólo invitan a lamentar el aniversario de la vergüenza. Así es la vida.
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