César Vidal

Aquella película de Hitchcock

Tras aquella larga conversación que mantuvimos sobre el futuro de Cataluña, he procurado no volver a encontrarme con mi interlocutor. No pretendo ocultar que no se me quedó el cuerpo muy bien y que ganas de escuchar ciertos vaticinios no tengo. Mi propósito se ha revelado completamente inútil. Al final, en una mesa redonda, en un restaurante, en un curso universitario podía aparecer y, efectivamente, ha aparecido. Inevitablemente, la conversación ha derivado hacia el ecuador de la legislatura en España. No se lo pregunto, pero me da su opinión. «Mira, my friend, lo de este mandato de Rajoy me recuerda una película de Hitchcock». No digo ni palabra porque me temo una referencia a «Psicosis». «Durante dos mandatos seguidos», prosigue, «España fue un automóvil cuyo conductor no sólo no estaba en sus cabales sino que además, no paraba de pisar el acelerador. Para cuando él se bajó, el vehículo seguía deslizándose hacia ese lugar donde se acaba la carretera y comienza el desfiladero. Ahí es donde se subió Rajoy». Las referencias han comenzado a traer imágenes cinematográficas a mi memoria. «Rajoy», continúa, «tenía una misión principal que era evitar que España se despeñara, es decir, que entrara en «default», que los bancos no se sanearan y que no se pudiera pagar a tantos millones de funcionarios como tenéis». «¿Y crees que lo ha conseguido?», me atrevo a preguntar. «Sí», responde, «sí lo ha conseguido, pero como en la película de Hitchcock. El automóvil no se ha caído por el barranco, pero tiene el morro asomado sobre la sima e incluso una de las ruedas está medio fuera». «Lo que significa...», indago. «Significa que, de momento, España no se despeña, pero que si no se aparta cuanto antes y con mucho cuidadito del barranco, si no logra dar marcha atrás... paf, un simple empujoncito y el vehículo comenzará el vuelo para estrellarse». No me da tiempo a decir una sola frase. «Tú sabes de sobra», remacha, «que hay centenares de empresas españolas que ya han huido de vuestro país. No para abrir sucursales, que eso estaría bien. Se han escapado porque tenéis un Estado que no podéis pagar. O lo reestructuráis reduciendo drásticamente los gastos y bajando los impuestos o...». «O nos veremos precipitados en el abismo...», concluyo su frase. «Right, rigth, eso es», sonríe, «Como en la película de Hitchcock...». Bebo un trago largo de agua. Por más que lo intento, no termino de ver el parecido entre Mariano Rajoy y Cary Grant.