Fernando de Haro

Asimétrico

Se avanza. Desde la reunión de los barones con Rajoy se han dado pasos para intentar llegar a un acuerdo sobre el déficit. El encuentro sirvió para que los presidentes se dijeran a la cara algunas «lindezas». Quedó claro que los cumplidores no iban a dejarse avasallar y que esperaban algo a cambio por haber reducido los desequilibrios a tiempo. Que dos años no son nada para unas elecciones autonómicas y uno no puede quedar como un pardillo ante sus votantes.

Han quedado varias cosas claras. La primera es que, por fuerza, el objetivo de déficit tiene que ser diferente. Bruselas ya ha certificado oficialmente que nos da de plazo hasta 2016 para llegar hasta el 3%. El objetivo es el 1,2% en 2013. Para muchas CC AA es imposible. Si el año va bien, serán seis las que lo incumplan: Valencia, Castilla-La Mancha, Cataluña, Baleares, Murcia y País Vasco. Si el año es peor aún de lo esperado, se le unirán Andalucía, Extremadura y Cantabria. Pero se quieren evitar agravios comparativos. A toda costa se trata de evitar el adjetivo asimétrico. Y con ese propósito se fijará un objetivo común para 2015. Es lo segundo en lo que se ha adelantado.

Y en cuanto a las compensaciones, la tercera cuestión decisiva, Alberto Núñez Feijóo ha dado pistas que indican por dónde van las negociaciones. Según él, se puede intentar arreglar el lío reparando su esfuerzo con fondos europeos y con fondos del Estado no vinculados a la financiación. ¿De qué hablaba Feijóo? Se refirió a la innovación y a las infraestructuras hidráulicas. En 2014 entra en vigor el Marco Financiero Plurianual Europeo. Y trae cambios, porque el 60% de los FEDER se tiene que dedicar a la innovación y el 20% a la eficiencia energética. Sus dineros pueden ser un buen premio.

Pero el capítulo no se cierra sólo con el difícil acuerdo de las regiones. Lo serio es que, según las estimaciones, no cumplimos con el nuevo objetivo acordado con Bruselas. Si se suben mucho más los impuestos, la tímida recuperación puede quedar comprometida. Draghi recomendaba rebajar la presión fiscal y reducir los gastos. ¿Convendría hacerle caso?