¡Ay Atleti!

Dos meses y medio hasta enero y el Atlético es víctima de un atasco monumental; tan alarmante que llegado el momento en que el hijo pródigo Diego Costa y el deseado Vitolo empiecen a jugar, de lo que apunta a naufragio no quede ni la osa ni el madroño. Admirado Cholo, «tempus fugit». El problema con el gol es tan obvio como evidente la ausencia de recursos y de fútbol. Hay inquietud en el Madrid porque en el Bernabéu los puntos vuelan a tanta velocidad como el tiempo y la portería contraria encoge; sin embargo, la creación de ocasiones, erradas por la desesperante falta de puntería, atenúan el ruido de las alarmas.

Lo del Atlético es una crisis de tino y de identidad. Parecía imposible jugar un partido peor que el de Butarque y en Bakú parió la abuela. Hubo en este caso señales mucho más preocupantes. Ni un disparo a puerta en toda la segunda mitad que el Qarabag, equipo de medio pelo, jugó casi veinte minutos con uno menos. La defensa, descolocada; el centro del campo, errático, y la delantera, invisible. Es por ello que las estadísticas, malas donde las haya, no sorprenden: dos puntos en tres partidos de Champions y sólo un gol a favor. El arqueo realizador en Liga lo camufla el 1-5 en Las Palmas. 13 dianas en 8 encuentros. Paupérrimo balance. Desde el 2-0 al Sevilla se tararea el tango de Carlos Gardel: «Cuesta abajo en la rodada». Griezmann suma dos tantos (más el del Chelsea), y Correa y Carrasco, los más utilizados, tres cada uno. Giménez, Thomas, Saúl y Koke (2) completan la tabla. Sin noticias de Vietto, Torres y Gameiro, ¡glup! Sin goles ni fútbol urge un remedio: otro milagro de Simeone.