César Vidal
¡Ay, Montoro!
Vamos a ver, señor Montoro, no es que las matemáticas sean mi fuerte y además reconozco que de lo que voy a escribir tengo menos conocimientos que usted. Pero, hechas estas salvedades, supongo que estaremos de acuerdo en que el cincuenta por ciento de cero siempre será menos que el diez por ciento de veinte. Dicho de otra manera, ya puede subir usted los tipos de los impuestos, que si no hay actividad económica, si aumenta el paro, si bajan los salarios, si no hay consumo, si las empresas no tienen beneficios o si a los autónomos no les salen las cuentas, difícilmente se va a mantener o aumentará lo que entra en las arcas del Estado. Y, para lograr que la actividad económica vaya a más, una de las medidas es bajar los impuestos, contrariamente a lo que usted y el Gobierno en el que participa han hecho. Puede que, al principio, no hubiese otra alternativa (concedo el beneficio de la duda), pero visto que no ha funcionado, sería bueno cambiar de política. Tiene usted a un grupo de sabios, el Comité o Comisión Lagares, pensando en el nuevo sistema fiscal español. ¡Ojalá acierten! En cualquier caso, yo me fio mucho más de los asesores fiscales, que están a pie de calle topándose con los problemas reales de los ciudadanos y empresas. Pues bien, su asociación ha pedido que se bajen los tipos del IRPF y se suban los mínimos exentos y familiares; también han planteado rebajar el tipo nominal del 30 por ciento en el Impuesto de Sociedades. Señor Montoro, sea valiente y reduzca los impuestos. Ah, y, sobre todo, deje de reírse cuando anuncia una subida, aunque sólo sea porque resta votos a su partido.
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