Julián Cabrera
Bienvenido, Mister Obama
Muchas cosas han pasado desde que George W. Bush y José María Aznar iniciaran una larga amistad que tuvo su origen en Quintos de Mora, primavera de 2001, en un largo paseo todavía con traductor de por medio porque Aznar no dominaba el inglés con la fluidez actual y con aquella frase del ex presidente norteamericano para romper el hielo... y para enmarcar, relativa a la agenda paralela de Ana y de Laura: «mujeres en El Prado» –el museo, se entiende–.
Yo mismo tuve oportunidad de acudir junto al ex presidente español a posteriores encuentros con Bush tanto en la Casa Blanca como en Camp David o en el rancho tejano de Crawford. Después llegaría ZP a La Moncloa. El desplante del ex presidente socialista a la bandera norteamericana no sólo no fue olvidado por Bush en el segundo mandato, también Obama tomó nota para más Inri de las sibilas que vaticinaban confluencias planetarias.
La pregunta ahora es: ¿por qué hoy, con un presidente, Rajoy, cuya relación con el actual presidente de EE UU es más que cordial, no viene Barack Obama a España?
La respuesta tiene doble vertiente: una, que la Casa Blanca no se plantea por el momento ni por asomo una gira europea de Obama que en este caso, aun no siendo primer país por visitar sí incluiría a España. Y aquí influye y mucho la perplejidad de la Administración USA ante el «carajal» europeo. Dos, a Obama no le motiva el Viejo Continente, al que no le unen los lazos ni étnicos ni familiares o culturales de otros ex presidentes. Tocan cuestiones más prosaicas enfangados como estamos a ambos lados del Atlántico en la lucha por salir de la crisis, pero apunten mi vaticinio: antes del fin de legislatura habrá otro «mujeres en El Prado».
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