Alfonso Merlos
¡Bienvenidos al club!
No siempre es tarde si la dicha es buena. Y aquí la dicha significa la devolución masiva a las arcas públicas del dinero que se ha tirado por el desagüe o, peor aún, que iba a parar a los bolsillos de algo más que cuatro golfos, que diría el patriarca de la cosa Manuel Chaves. Es la única opción que cabe en un Estado de derecho y no de desecho. Pero la actuación de los compadres de Susana Díaz es ciertamente peculiar y hasta hilarante.
Los que hasta hace no tanto despotricaban contra los que denunciaban la escandalosa corrupción en las ayudas a la formación ahora se presentan como adalides de la transparencia y la limpieza democrática. Los que han diseñado, alimentado y tolerado un sistema putrefacto y agujereado como un queso gruyer de distribución de los cuartos de los ciudadanos ahora se presentan como los únicos abanderados posibles para recuperar la pasta. ¡Bienvenidos al club!
Porque es determinante que todo lo malversado y defraudado vuelva a su sitio. Pero no estaría de más que los jerifaltes del PSOE y demás arrimados sindicales hicieran dos cosas. Primero, dar las gracias a quienes han pedido a grito pelado y cargados de razón, durante meses, que esta trama se aclaré cuanto antes. Segundo, pedir perdón a quienes han sido linchados y tachados poco menos que de obsesos y lunáticos por haber reclamado sin desmayo investigaciones proactivas y diligentes para señalar a los chorizos y proceder contra ellos.
Es evidente que no van a hacer ni lo primero ni lo segundo. Pero sí se ufanarán de haber sido los artífices de que las cosas se vayan poniendo en su sitio. Así son los socialistas andaluces. Por sus hechos les conoceréis. ¿O no?
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