Julián Redondo

Blatter y la amnistía

El 29 de mayo la FIFA elige presidente. Luis Figo trata de abrirse paso en ese proceloso mar por el que Joseph Blatter, viejo lobo, navega silbando. Más o menos como Villar en la Federación. Por algo será. Sea lo que sea. Lo probable, que quizá no sea lo normal por la cantidad de cadáveres que abomban las puertas del armario de este suizo «meme» de «Chiquito», es que triunfe el poder establecido, el que encarga informes para combatir la corrupción que luego guarda en un cajón y se los pasa por el arco del triunfo si apuntan a la cabeza del «boss». Que es mucho jefe. Blatter, 79 años, es todopoderoso y si quisiera adoptar una pose paternalista, que no cuadra con sus hazañas, podría conceder una amnistía el día de su reelección y perdonar las faltas de los súbditos, incluso las sancionadas con tarjeta roja, como es el caso del castigo que sufre el Barça por su arrogancia y soberbia al fichar niños por encima de la ley. A los azulgrana les han bajado la persiana hasta enero de 2016. Si Blatter fuera magnánimo podría levantarla y, de paso, perdonar a quienes no respetaron las normas en materia de fichajes infantiles. El Madrid tiene un expediente abierto por la FIFA, que investiga algunas incorporaciones. El club niega cualquier irregularidad. En el caso del Atlético parece que hay tomate, que el expediente ya está cerrado, los hechos probados y el castigo –un año sin fichar, o, lo que es lo mismo, dos mercados «in albis», hasta junio del 16– al caer, salvo que Blatter tenga un detalle y decrete amnistía.