Bruselas, en bancarrota

La Unión Europea corre el riesgo de suspender pagos. Lo ha dicho el presidente de la Comisión de Presupuestos del Parlamento Europeo. Llevamos ya varios años en los que no se pagan todos los compromisos adquiridos, simplemente porque son superiores al dinero existente. Comenzó a suceder en el año 2011; la bola de nieve se hizo más grande en 2012 y aumentará todavía más en 2013, salvo que se haga algo. Así, la UE necesita ahora más de 11.000 millones de euros adicionales para hacer frente a los impagos de ejercicios anteriores. El Parlamento Europeo dice que no dará su aprobación al nuevo presupuesto comunitario para el periodo 2014-20, mientras no se haya resuelto el problema del déficit de los anteriores. Éste es uno de los nudos gordianos del actual proceso de negociación entre ambas instituciones.

En este contexto, hay que situar la propuesta de la Comisión Europea para recortar las ayudas directas en un cinco por ciento, ante el riesgo de que se rebase la cantidad de dinero asignada a esta partida presupuestaria. La razón es muy simple: el aumento de los importes en los países miembros que se han incorporado más tarde a la UE ha provocado un incremento del gasto, que no se reconoce cuando se elaboran los presupuestos. Por este motivo es necesario recurrir al Mecanismo de Disciplina Financiera, que permite reducir las ayudas.

El problema no es lo que suceda en 2013. Lo preocupante es que, tal y como se han elaborado las nuevas Perspectivas Financieras para el periodo 2014-20, es casi seguro que todos los años habrá que utilizar este mecanismo, por lo que el importe de las ayudas no está garantizado. Así de simple. Vamos, un gol por toda la escuadra.