Carlos Rodríguez Braun

Candela Peña

Candela Peña
Candela Peñalarazon

El progresismo podría solicitar a la señora Candela Peña que cese en sus reivindicaciones. En efecto, durante la reciente gala de los Goya, donde varios protagonistas del mundo del cine criticaron al mismo Gobierno que los subsidia con el dinero que usurpa de personas que no quieren ver sus películas, la señora Peña dijo: «Hace tres años que no trabajaba. En estos tres años he visto morir a mi padre en un hospital público donde no había mantas para taparlo y le teníamos que llevar el agua». La Prensa progresista entró en éxtasis: era la denuncia que necesitaban para encabezar las manifestaciones en contra de los abusivos e injustos recortes del Gobierno, ¡en los hospitales no hay mantas ni agua! La reacción fue, por un lado, esperable: denunciar a la señora Peña por faltar a la verdad. Pero había otra manera de abordar el asunto: tomar el argumento al pie de la letra, y en un doble sentido. Primero, doña Candela no trabajaba desde hacía tres años. Si se desea buscar un argumento en contra del intervencionismo político y legislativo en el mundo del cine, ése desde luego es uno: muchos subsidios pero poco empleo. Segundo, si con el enorme coste que las Administraciones Públicas fuerzan a los ciudadanos a pagar por la Sanidad, si con esos torrentes de dinero que debemos pagar obligatoriamente, resulta que no nos dan ni mantas ni agua, el planteamiento de la señora Peña se convierte en una potente reivindicación privatizadora.