Nacionalismo

Catadisney en Ítaca

La Razón
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Para los separatistas el éxtasis de su viaje hacia la secesión es navegar hacia la isla de Ítaca, teórico destino final de una travesía imaginaria de la Catalunya de Disneylandia, mientras sueñan en alcanzar una lejana patria en tierra ignota trufada de argumentos victimistas, derrotas, tragedias y ajena a la realidad. El bardo Lluís Llach popularizó en su célebre «Viaje a Ítaca» el relato nacionalista de la isla griega como destino final del proyecto rupturista y asumido con fervor por los propagandistas del régimen. La canción habla del viaje épico de Ulises en pos de un ideal y cuyo argumento principal en Catalunya son las soflamas historicistas de 1714 y su lucha contra la malvada España. Los versos del poeta greco-alejandrino Constantino Cavafis, cuyo discurso podrá tildarse de muchas cosas menos de nacionalista, dice: «Cuando emprendas tu viaje a Ítaca, pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias. No temas a los lestrigones ni a los cíclopes, ni al colérico Poseidón, seres tales jamás hallarás en tu camino, si tu pensar es elevado, si selecta es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. Ten siempre a Ítaca en tu mente. Llegar allí es tu destino. Mas no apresures nunca el viaje. Mejor que dure muchos años, y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino, sin aguantar a que Ítaca te enriquezca. Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado. Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Ítacas». Ítaca para Cavafis parece ser el origen y el fin de todo aquello que nos enriquece desde un punto de vista personal, y una experiencia vital bien aprovechada; sin embargo, el significado de la canción para los separatistas es bien distinto, puesto que llegar a Ítaca no tiene ningún interés, ya que el sentido del viaje no es el punto de llegada, sino las aventuras que se viven mientras el barco navega por el mar lleno de peligros. Tribunales constitucionales cuales lestrigones, ministros como cíclopes y el colérico Rajoy como Poseidón destructor del pueblo catalán propagandísticamente explicado por el actual gobierno de la Generalitat y los medios de comunicación afines. Según este discurso, el «pueblo» catalán es una voz homogénea que clama por la independencia, mientras las élites nacionalistas políticas, culturales e intelectuales crean las condiciones para el surgimiento de una «espiral de silencio», es decir, la represión de narrativas alternativas y de terror hacia los individuos y grupos sociales disidentes a la norma social y política percibida como dominante. De este modo, unas minorías nacionalistas muy motivadas y movilizadas, proyectadas por partidos y medios de comunicación y complementadas con estudios demoscópicos que anuncian un vuelco radical en la opinión pública catalana a favor del «derecho a decidir» conceptualizadas como la representación de la voluntad mayoritaria. Ítaca no existe, el sueño separatista ha sido una constante promesa de cumplir un imposible y conducir a Catadisney hacia el precipicio, al enfrentamiento y a la división. Como en el poema de Kavafis a Ítaca, los separatistas no tienen prisa por llegar, lo importante es el viaje, que sea largo y lleno de peripecias hasta que el sueño se convierta en pesadilla. Mientras navegamos hacia el abismo, en la villa de Madrid los cortesanos negocian amargarnos las navidades. Tremendo.