Toni Bolaño

Cataluña en venta

Cataluña se vende. Mejor dicho, el Gobierno de la Generalitat la ha puesto en venta. El Govern está intentando explicar a los catalanes que no van a padecer más recortes en 2014. El próximo año será como un bálsamo después de todo lo que se ha pasado. Para eso, además de mantener los impuestos de los catalanes en lo más alto, se está sacando de la manga más cosillas. Un impuesto para poder financiar el cine que pagarán las telecos; un impuesto sobre las bolsas de plástico que sustituirá al de bebidas refrescantes –como la distribuidora de Coca Cola se ha instalado en Madrid, no ha habido los arrestos suficientes para plantar cara a las grandes multinacionales– que pagarán los ciudadanos; un impuesto sobre los pisos vacíos propiedad de los bancos que pagarán los bancos, y la recuperación del impuesto de sucesiones pero en versión blandita.

Sin ánimo de polemizar. El impuesto sobre bolsas de plástico y el impuesto sobre pisos vacíos fueron puestos sobre la mesa en el último tripartito. Su autor fue el conseller de Vivienda, Francesc Baltasar. En aquellos días, los medios de comunicación del soberanismo, «La Vanguardia» incluida, con el inestimable apoyo de los tertulianos y columnistas guardianes de la verdad eterna, se lanzaron a una campaña que dejó hecho jirones al conseller y, por ende, al president Montilla. La idea fue rechazada después de que las acusaciones de la prensa de la libertad, y de los voceros a sueldo, equipararan Cataluña con los planes quinquenales del PCUS y clamaran por la no intervención del Govern en la vida de los sufridos catalanes. Al frente de la campaña, Convergència i Unió. La misma que hoy plantea estos impuestos como una protección del medio ambiente y a favor de la solidaridad. ¿Cinismo o mala memoria?

No se equivoquen, o no se dejen engañar. Con los impuestos no hay ni para pipas. Por eso, el Gobierno ha puesto en venta Cataluña. El nuevo estado de Europa que nos vaticinan estará en pelotas una vez el Govern de Mas se haya encargado de él. Se venden edificios, depuradoras, empresas rentables, todo lo que haga falta para hacer caja. No quedará nada. Lo habrán dilapidado todo. Eso sí, no habrá recortes. Bueno, sólo la paga extra de funcionarios, las becas comedor, los materiales para Policía y Bomberos, en Sanidad, en maestros, en ley de dependencia, en atención a los más necesitados...

...Cataluña, en definitiva, será rica y plena, pero estará en venta y los catalanes seremos más pobres.