Iñaki Zaragüeta
Claridad en el mensaje
Artur Mas ha puesto de plena actualidad aquella enseñanza proclamada por Jesucristo: «No hay peor sordo como el que no quiere oír; ni peor ciego como el que no quiere ver». Es lo que sucede con el presidente catalán, abducido por su lazarillo Oriol Junqueras, que no quiere dar por escuchados los mensajes uniformes y permanentes sobre la inviabilidad de su aventura, sobre el fracaso de su viaje a ninguna parte.
Algunos atribuirán a Rajoy falta de claridad en este asunto. Nada más falso; una acusación sin fundamento. Por más que se empeñen en hacer referencia a esa tradicional condición de gallego «en una escalera no se sabe si sube o si baja», el presidente ha sido tajante en proclamar la imposibilidad del proyecto secesionista, de la petición de transferir la facultad de decidir y la negativa a la celebración de la consulta. En este sentido, no ha habido una duda en sus manifestaciones. En España y en los confines de la tierra. Otra cosa es que, como en el Evangelio, no se quiera aceptar.
CiU, Esquerra Republicana y sus cuates saben perfectamente cuál será el destino de su proceso. En el Congreso, en el Senado, en el Tribunal Constitucional, en la Unión Europea y, en este caso, hasta en Estrasburgo. De ellos dependerá en qué nivel deciden su paralización, así como el grado de frustración para ellos y para la parte de sociedad que les apoyan.
Vista la tozudez demostrada, quizá convenga que suceda cuanto antes lo que vaya a suceder y accedan a la responsabilidad, si la responsabilidad se entiende como la sabiduría que da la experiencia para poder cumplir con las obligaciones. No van por ese camino. Así es la vida.
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