María José Navarro

Cociente

La Razón
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Por lo visto, en un pueblo del condado inglés de Essex, hay una chiquilla listísima. Tiene sólo doce años y se llama Nicole Barr. Dice el test de inteligencia al que se ha sometido que su cociente intelectual es de ciento sesenta y dos puntos. ¿Es eso mucho? ¿Es muchísimo? ¿Es una barbaridad? Pues por lo visto sí, amiguitos. La criatura está dos puntos por encima de gente como Albert Einstein y de Stephen Hawking, dos seres humanos importantísimos cada uno en su época y más rápida de mente que los ratones coloraos. Ha contado su madre que la nena se entretenía de pequeña sacando errores de los periódicos y las revistas y que los problemas de álgebra son sus favoritos, lo que puede dar idea de que estamos hablando de un ser humano con un nivel de impertinencia también por encima de la media. Y ha contado otra cosa más: que la cría pasa muchas horas ocupándose de los estudios y que trabaja muy duro. ¿Tanta inteligencia para tener que hacer finalmente tanto esfuerzo? Y otra pregunta. ¿Exactamente qué se pregunta en esos test? Así que me dicho reina, métete en Google y búscate uno sencillito que igual te sale «Alineación del doblete» y te coronas. Mira Gerard Piqué, que por lo visto es un portento con esa pinta de sobraete que tiene. Por un momento dudé porque yo soy mucho más partidaria de los diagnósticos de madre qué cara de listo tiene ese nene y ya se da por supuesto que el enano promete. Pues no, ahora hay que hacer un test. Así que lo he hecho. Resultado: estoy por debajo de la media de puntos que se debe obtener para ser una persona normal. Venga, hasta luego.