Política

Alfonso Merlos

Colaboración o traición

Colaboración o traición
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Curzio Malaparte decía que era muy sencillo distinguir un régimen democrático de uno dictatorial. En el segundo, todo lo que no era obligatorio estaba prohibido. Y el experimento carísimo del 9-N está dejando al descubierto cómo se las gasta, especialmente cuando legítimamente se le pone contra las cuerdas, el nacionalismo populista.

Prácticamente pretende establecer la obligatoriedad de acudir a las urnas, porque ésa es la forma de colaborar con la patria catalana. Y, por consiguiente, casi está prohibiendo desde el derecho a no participar de esta verbena, porque distanciarse de la convocatoria, claro, es cosa de traidores, de ciudadanos equivocados, pobres hombres o herejes que no entienden el verdadero significado de la democracia (¡lo que hay que oír!).

La información que hoy revela LA RAZÓN es tan previsible como escandalosa. Sí. Es un hecho que sin ningún fundamento ni la más mínima observación de la ética pública y política, los promotores de las fronteras innecesarias y los muros inventados están presionando de mala manera a los centros educativos: a sus directores, a su personal, violando el más elemental principio de autonomía en un ámbito sagrado, como lo es el de la enseñanza.

Es vergonzoso que les ofrezcan el oro y el moro, que se hable de puertas abiertas en los institutos, de días libres, que se mezclen churras con merinas, que pretendan los rambos del independentismo coaccionar, manipular y llevarse al huerto de mala manera a quienes tienen la simple pero elevadísima tarea de dar clase. Nada más.

Suele ocurrirle por lo general al ser humano. Cuanto más acorralado está por sus errores o sus bajezas, más errores comete; y más consecutivos. Y ahí están Artur Mas y su desafinada orquesta. No dan una.