Francisco Marhuenda
Compromiso y regeneración
Felipe VI comienza su reinado con un discurso de gran importancia y profundidad, dentro del papel que la Constitución otorga a la Corona, que refleja muy bien los sentimientos y aspiraciones de la sociedad española. Las reformas y la regeneración ni pueden ni deben ser impulsos que respondan a situaciones coyunturales, sino que debe ser un proceso permanente para garantizar el progreso de España. El Rey recogió con acierto las inquietudes que afectan a los españoles y una esperanza en el futuro que se basa en su fe en la sociedad española. España es una gran nación que ha demostrado a lo largo de su Historia que era capaz de emprender grandes retos y superar terribles adversidades. Don Felipe tiene unas funciones constitucionales desprovistas de un poder ejecutivo, pero no por ello menos importantes porque la Corona, como recordó, está dotada de una neutralidad política y una vocación integradora que «ante las diferentes opciones ideológicas le permiten contribuir a la estabilidad de nuestro sistema político, facilitar el equilibrio con los demás órganos constitucionales y territoriales, favorecer el ordenado funcionamiento del Estado y ser cauce para la cohesión entre los españoles. Todos ellos, valores políticos esenciales para la convivencia, para la organización y desarrollo de nuestra vida colectiva». Esta independencia enmarcada dentro de las funciones constitucionales y la vocación de servicio del Rey son aspectos muy útiles en estos nuevos tiempos. El futuro de la Monarquía pasa por los mensajes que expresó, con enorme claridad y firmeza, y que son los que esperaba la sociedad. Cuenta con las mejores condiciones para conseguirlo, así como con el afecto popular. Es fundamental su compromiso para que la institución sea un ejemplo en todos los terrenos, así como transparente y próxima. En estos tiempos nuevos la sociedad es, afortunadamente, muy exigente y lo será mucho en quien es, con la ayuda de Doña Letizia y sus hijas, el primer servidor del Estado. La figura de la Reina es clave y tiene las condiciones óptimas para desarrollar con éxito y acierto su nuevo papel. Ha tenido un aprendizaje difícil y ha sufrido una presión enorme que en ocasiones ha sido injusta. En esta nueva etapa hay que afrontar retos importantes, aproximar la Corona a los ciudadanos y ofrecer ilusión en el futuro. El discurso de Don Felipe es una hoja de ruta donde rindió un merecido homenaje a las personas que fueron decisivas en su formación y vocación. Las figuras de Don Juan Carlos, Doña Sofía y Don Juan así como sus maestros y profesores fueron claves en configurar a un Rey con una trayectoria impecable como príncipe de Asturias, una formación muy completa, una curiosidad enorme, una férrea vocación de servicio y una sencillez en el trato que sorprende siempre que se habla con él. Ha sido un Príncipe de Asturias ejemplar y estoy convencido de que tiene las condiciones óptimas para serlo como Rey de todos los españoles, incluidos los que no se sienten monárquicos. Le corresponde abrir una etapa para la Corona dentro de la continuidad, pero también de novedades, porque España ha vivido, vive y vivirá una profunda transformación que cada vez es más acelerada. La enumeración que hizo de los retos presentes y futuros muestra que es, aunque resulte obvio recordarlo, un hombre de su tiempo que al igual que Doña Letizia conoce bien lo que espera la sociedad de su jefe de Estado.
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