Restringido

Confusiones y fusiones

La Razón
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El papel lo aguanta casi todo, incluidas las supuestas fórmulas de fusión entre PP y C’s. Para los populares, claro, la soñada operación sólo tendría virtudes: aglutinaría la imagen más moderada y moderna de la formación naranja y recompondría el espacio de centro derecha que se ha dividido esta legislatura. En el terreno de la política ficción, los impulsores de la virtual idea (entre ellos estaría el propio Javier Arenas) han llegado a barajar el nombre de «Ciudadanos populares». ¡Qué más podrían pedir en el Partido Popular que tomase cuerpo en el interior de Ciudadanos y aledaños la idea de un dueto electoral de esas características para romper la cintura de PSOE y de Podemos!

Con todo, tratar de colar un proyecto de esas características demuestra aturdimiento, más que otra cosa. Entre otras razones, porque al menos a día de hoy no podría fructificar. Y no sólo por las diferencias que existen entre PP y C’s o las reiteradas sentencias en privado de Albert Rivera del estilo «yo, con Mariano Rajoy, no voy a ningún lado», sino por el hecho de que el «invento» haya dejado atónito a todo el núcleo duro del PP. Últimamente en el seno del Partido Popular se están dando algunos pasos que, como me señala un Vip popular, «marcan una escalada de despropósitos».

Parece como si los elementos se hubiesen conjurado en contra de sus intereses. Lo cierto es que las investigaciones policiales y judiciales están desatando la histeria dentro del partido, pese a la petición de su líder de guardar la calma.

El duro golpe que asesta la corrupción a la credibilidad del PP está siendo muy mal digerido. Es natural. El partido corre el riesgo de aparecer identificado ante la opinión pública como una fuerza a reconstruir casi desde cero.

Así le sucedió al PSOE en el ocaso del propio Felipe González, porque el partido acumuló durante demasiado tiempo vicios como la ausencia de mecanismos de control y la falta de regeneración y de transparencia y, muy particularmente, de dirigentes dispuestos a coger el toro por los cuernos, ser generosos y dar un paso atrás cuando en lugar de activos políticos se convertían en rémoras. El particular «road show» mediático de Mariano Rajoy a lo largo de esta semana evidencia su voluntad de sacudirse los intentos de comerle el margen de maniobra. El presidente del PP no desea quedarse sin un terreno cómodo desde el cual lanzar su mensaje y sus ganas de recuperar el liderazgo de la agenda política. Los ánimos de los suyos lo necesitan.

Pues nada: lo mejor que puede hacer Rajoy es ser consecuente con sus propias palabras ante el Comité Ejecutivo de ayer lunes, cuando aseguró: «Exigencia, limpieza y transparencia». Así sea. Si además consiguiera que algunos de sus mandatarios dejaran de enredar...