Julián García Candau

Copa con hinchables

La Copa del Rey no es buen negocio. Tampoco lo es la Liga Europa desde que perdió el título de Copa de la UEFA. La Liga de fútbol profesional, federaciones y los propios clubes están empeñados en alargar las competiciones, en montar partidos en sesión continua para satisfacer a las cadenas de televisión y con ello hacer caja. Está ocurriendo que con presencias de público tan deprimentes, las propias televisiones acabarán por renunciar a las transmisiones. Que al encuentro Recreativo-Levante asistieran 700 personas dice poco en favor de esta competición. El desolador panorama de los desiertos graderíos acabará por instaurar la fórmula de los muñecos hinchables con el fin de que las imágenes televisivas den sensación de asistencia al espectáculo. Parece sensato volver al partido único, que se conceda la oportunidad de la gran sorpresa para que los estadios tengan espectadores interesados. La división en partes del torneo podría convenir a todos. Dar oportunidad al Olímpic en una sola sesión y disputar los cuartos entre Madrid y Atlético, pongamos por caso, a dos partidos.

Otra cuestión es la fórmula de la competición. Dejar sentado en una sesión todo el recorrido del campeonato, conocer de antemano los adversarios a que cada uno se puede enfrentar, es limitar la incertidumbre del sorteo puro en fases finales. Hay pánico a que no lleguen a la final Madrid y Barça. Indecente manipulación.

Posdata. Guardiola ha votado para el Balón de Oro como mercenario.