Julián García Candau
Cuenta nueva
Fue penoso el modo en que el Madrid empató en Villarreal porque no lo mereció. Fue lamentable la manera como venció al Elche y es preocupante la derrota frente al Atlético. Han bastado siete jornadas para que esté a cinco puntos de la cabeza que, en justicia, deberían haber sido dos más. El Madrid ha vuelto a adolecer de algo tan elemental como juego de equipo, de solidaridad entre sus componentes. La derrota, segunda en catorce años, cifra que se ha manejado como afrenta permanente, ha dejado a la intemperie una serie de conceptos futbolísticos inesperados.
Simeone maneja una plantilla cuyos dos conceptos fundamentales, desde el punto de vista humano, son bien sencillos: el trabajo no se gestiona y nadie es más importante que el equipo. El entrenador del Atlético exige esfuerzo continuo y colaboración constante. No alimenta egos, no condiciona el juego a un futbolista, sino a las características del conjunto y en el transcurrir de los partidos ha conseguido que crezcan jugadores como Koke, cuyo futuro inmediato ya se ha visto en la Selección. En las vísperas del partido del Bernabéu hubo lamentos colchoneros por la presumible ausencia de Mario Suárez. Sobre el césped no hubo ocasión para pensar en lo que pudo haber aportado. Tiago, titular circunstancial, hizo tan gran partido que dejó sentado que también en el Calderón hay banquillo. El partido fue ocasión para que las grandes estrellas madridistas dieran la auténtica medida de sus virtudes. Ni siquiera Cristiano pudo cargar con la responsabilidad de arrastrar al equipo. Ancelotti tiene que reflexionar.
Posdata. Catorce años ya no son nada. Borrón y cuenta nueva.
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