Ramón Sarmiento
Cuestión de palabras
A la hora actual de España nada se le puede aplicar mejor que la rima XXXIII de Bécquer: «Es cuestión de palabras, y no obstante ni tú ni yo jamás, después de lo pasado, convendremos en quién la culpa está». Las heridas hay que curarlas. Y las viejas, para crecer, es de sabios sanarlas cuanto antes. El resentimiento y el dolor son cadenas que nos atan al pasado. Resulta inútil andarse con circunloquios. Los eufemismos son la manifestación decorosa de ideas políticamente incorrectas. Y suelen aplicarse para disfrazar la realidad. Así, nuestras tropas no están en guerra en Afganistán, sino en misión humanitaria. Cuando Artur Mas dice que «seremos los primeros que queremos integrar fuerzas, pero el paraguas debe ser la UE», está afirmando que no sumará fuerzas más que a su propósito independentista. Cuando el PSC propugna el federalismo asimétrico: «falta de correspondencia exacta en forma, tamaño y posición de las partes de un todo» según el DRAE, está abogando por la desigualdad entre españoles. Así se canonizan actividades e ideas que con otro nombre parecerían inadmisibles. Lo que es malo se disfraza de bueno. Como se lee en El Quijote: «la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir», ahí está.
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