PSOE

Cura de humildad

La Razón
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Los demoscópicos son como los meteorólogos que te dicen que mañana puede llover, o no, y los primeros suponen que el procesamiento de Chaves y Griñán no afectará al electorado aunque ha dejado con el pie cambiado la estrategia de Pedro Sánchez demonizando al PP y a Rajoy como paradigmas de la corrupción. Ésta ya no es transversal, sino que forma parte del paisaje, y los electores tienen en el menguado bolsillo otras urgencias que la picaresca nacional. La juventud de Sánchez no le exime de haber conocido por los libros o las hemerotecas el hecho de que su partido es el único condenado en sentencia firme por financiación ilegal, lo que le invitaría a la prudencia, a la modestia verbal y a no llamar indecentes a sus interlocutores. Pero tiene interiorizada una regla de su partido: las responsabilidades políticas se limpian cuando se pierden las elecciones. Y así, cada derrota electoral la han usado de aguamanil para convertir en humo desde las exacciones públicas de Filesa para pagar el innecesario referéndum de la OTAN a la sangre de los GAL (que Iglesias confunde con la cal viva, que es otro asunto) como policía de las cloacas del Estado. El PSOE siempre ha tenido alguna tentación delincuencial con las amenazas a Maura por el genuino Pablo Iglesias o la bárbara agresión a la legalidad republicana de la revolución de Asturias. No es saludable mirar constantemente al pasado, pero sí darle periódicamente un reojo para no meter la pierna en el mismo alcorque, y hete aquí que el PSOE renace adanista en cada elección, amnésico de experiencias vergonzosas. No hay noticia de que un comité federal socialista haya hecho la menor autocrítica de sus trapacerías y gatuperios, algunos más sonrojantes que un Bárcenas o una «Gürtel». Chaves y Griñan no se habrán lucrado y podrían ser canonizados por el Supremo como benefactores de la humanidad, pero la mayor desaparición de dinero en toda la historia de España está en Andalucía y no se puede suponer que la responsabilidad es del maestro armero. El «más eres tú» sume en la melancolía, y la limpieza de la política necesita la importación de una ética protestante en la que la mentira recibiera rechazo social y el ejercicio consuetudinario de la verdad fuera basamento de nuestras acciones. Sánchez (Rajoy no ha replicado las groserías) debía proponer a su partido una cura de humildad como preparación al bajonazo que le adviene.