Crisis económica
De euforia a decepción
De la euforia del jueves, cuando los mercados acabaron convencidos de que no se iba a producir ninguna Declaración Unilateral de Independencia, hemos pasado a la decepción del viernes: después de que el parlamento catalán proclamara su secesión de España, tanto el Ibex 35 como la prima de riesgo entraron en barrena. El selectivo español terminó cayendo un 1,45% frente al resto de plazas europeas que se anotaron subidas de alrededor del 0,5%; a su vez, la prima de riesgo aumentó casi un 8% (hasta los 120 puntos básicos) frente a variaciones prácticamente inexistentes en los pasivos del resto de Europa. Por consiguiente, y como era absolutamente esperable, los inversores reaccionaron negativamente a la unilateralidad rupturista de la independencia catalana: si algo detestan los mercados es la incertidumbre y el desorden social, elementos que por desgracia parecen condenados a instalarse en Cataluña. Sin embargo, también cabe plantearse cómo es posible que, tras una implosión de las instituciones políticas de este calibre, los mercados bursátiles españoles apenas hayan retrocedido un 1,45%. ¿No sería lógico haber presenciado un desplome mucho mayor, a la altura del reto político que estamos viviendo? Pues no necesariamente: lo que los mercados están descontando es que el Gobierno será capaz de restablecer el orden constitucional a través de la aplicación del artículo 155 y que, en consecuencia, la ruptura institucional no acarreará colapso económico alguno. Y, desde luego, con todo el poder coactivo del Estado detrás, el Gobierno tiene muchas papeletas para terminar tomando el control de la Generalitat catalana: si así fuera, los mercados podrían no estar equivocándose en su diagnóstico en cuanto a la magnitud de las pérdidas esperadas (la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, por ejemplo, estima que una prolongación de la incertidumbre hasta finales de 2018 supondría un coste de cerca de 15.000 millones de euros para la economía española: un alto precio pero no catastrófico para los mercados bursátiles). Sin embargo, tampoco deberíamos perder de vista el riesgo cierto de un violento enfrentamiento social en Cataluña y de la insubordinación de parte de su función pública durante el proceso de aplicación del artículo 155: y es muy dudoso que los mercados hayan descontado hasta el momento los enormes costes que ese terrible escenario desde luego acarrearía para todos nosotros. Las bolsas pueden estar lejos de haber tocado fondo.
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