De la ignorancia al complejo

Así hablaba ayer Kichi, con un uso infantiloide de la primera persona, propio de cuando, aún edad preadolescente, saludábamos con gestos de celebración futbolística las explicaciones del profesor sobre alguna batalla ganada por los tercios de Flandes: «Nunca descubrimos América, masacramos y sometimos un continente y sus culturas». Que Ada Colau, pobrecita, cuyos logros académicos se compendian en un bolleré, se engorile hasta pronunciar palabras como genocidio, más grandes que ella... Vale, la burricie da para lo que da. Pero el alcalde de Cádiz, que se autodefine como historiador y saca a pasear a la momia de Salvochea en cuanto tiene ocasión, no debería trazar con brocha gorda semejantes topicazos. Por suerte, entre bajitas médicas y horas sindicales, no tuvo demasiado tiempo para confundir a sus alumnos ni inculcarles esa trasnochada leyenda negra que acompleja a varias generaciones de españoles sin formación. El 12 de octubre se celebra sobre todo, más que aquí, entre los hispanos de América, empezando por la comunidad (mal denominada) latina de Nueva York porque el continente que hoy conocemos es hijo del descubrimiento. ¿No fueron acaso militares del ejército español los libertadores Bolívar, O’Higgins o San Martín? ¿Se le escapan quizá las raíces andaluzas en el apellido de su venerado Chávez, el origen gallego de su idolatrado Castro o la ascendencia vasca de su canonizado Guevara? Terminará abominando Kichi de la romanización de la Península, cuando los iberos o los vetones se fueron al desván de la Historia, y limitará el tráfico marítimo en Cádiz, una imposición de los mercantilistas e imperialistas fenicios a los pobladores neolíticos de la región. Cuánta ignorancia.