Cristina López Schlichting
De locos
Este lento y largo calvario de los padres de Sandra Palo, Marta del Castillo o Mari Luz Cortés no hay quien lo entienda. Recientemente se celebraba el aniversario del asesinato de Sandra y apenas queda en prisión un culpable. El resto está en la calle con la Ley del Menor, delinquiendo de forma reiterada.
Del cadáver de Marta del Castillo, ni rastro, y cuando el único condenado, Javier Carcaño, aporta posibles pruebas sobre la eventual complicidad de su hermano, el juez deniega una investigación.
Ahora, Santiago del Valle, que ha pedido el indulto al Ministerio de Justicia por falta de «pruebas científicas» sobre su caso, inicia una campaña de imagen en los medios de comunicación, por ejemplo con cartas a este periódico.
¿Cómo se puede aguantar todo esto? La opinión tiene la peligrosa impresión de que importan más los derechos de unos adolescentes salvajes, que los de una niña deficiente asesinada y quemada. O los de los compinches de un psicópata mentiroso, que los de los destrozados padres de Marta. O los de Santiago del Valle, que los de Mari Luz Cortés. Dan ganas de pensar que el adelanto de la ciencia policial (pruebas de adn, espectros térmicos, dactilografías complejas, etc) ha obstaculizado en lugar de facilitar las condenas. Por favor, que se imponga el sentido común.
¿Qué «pruebas científicas» exige Santiago del Valle si su propia hermana ha reconocido que mató a la niña Mari Luz después de abusar de ella? ¿Es que nos estamos volviendo locos?
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