Alfonso Ussía
Demasiada ventaja
Tres, tres banderilleros en el redondel. Me refiero, claro está, a los candidatos a la Secretaría General del PSOE. Díaz, López y Sánchez. Lástima de Fernández, el presidente del Principado, un socialista ejemplar y español como la copa de un pino. Susana Díaz también tiene el concepto de España muy dentro de sí. Pachi López es una incógnita. Gran amigo de Eguiguren y «Lehendakari» con el apoyo del Partido Popular vasco. Efímero Presidente del Congreso de los Diputados. Muy jebo. Los lectores que hayan tenido la oportunidad de conocer las maravillosas tierras vascongadas, interpretarán a la perfección la voz «jebo», de exclusiva comprensión en aquellos predios. Y Sánchez, Pedro Sánchez, el mejor situado en la carrera del poder. Cuenta con una ventaja descomunal. El apoyo de Margarita Robles, la Messi del PSOE. Ella lo ha declarado sin esquinas ni tapujos. «Siempre con Pedro». Tiemblan en el PSOE. Margarita Robles, la bisbiseante, la inolvidable Secretaria de Estado de Interior con Belloch. La siempre dispuesta a encontrar la rendija de la comprensión al desacato social de Batasuna. Belloch no lamentó su paso hacia atrás de ministro de Interior y Justicia a la Alcaldía de Zaragoza. Al menos, me he liberado de Margarita. Margarita se llama mi amor, Margarita Rodríguez Garcés. O los versos de Rubén. Margarita, te voy a contar un cuento. «Este era un rey que tenía/ un palacio de diamantes,/ una tienda hecha del día/ y un rebaño de elefantes./ Un kiosko de malaquita/ y un gran manto de tisu./ Y una gentil princesita/ tan bonita, Margarita/ tan bonita como tú». Ay, Rubén, el gran poeta, el insuperable cursi, que en sus primeros versos de Metapa, su cuna nicaragüense, adelantó el boceto del «siempre con Pedro» de Margarita Robles. «Casi, casi me quisiste,/ casi, casi, te he querido./ Si no es por el casi, casi, / casi me caso contigo». Robles, Sumelzo y Cantera, las tres Gracias de Pedro. Con ellas, la balanza está inclinada a su favor. Gana Pedro, no por sus méritos, sino por el enorme prestigio que en el PSOE tienen sus tres chicas, la antigua, la media y la moderna, como la Historia de la Humanidad.
Hay tres partidos socialistas en España. El más coherente, socialista y español, el de la andaluza y el asturiano. El mismo que el de González, Rubalcaba, Leguina, Redondo Terreros, Almunia, Solana y los socialistas asesinados por la ETA, que han sido muchos. El enigmático, que no es otro que el de Pachi López, el vasco «maketo» acomplejado, hijo y nieto de luchadores, «Lehendakari» gracias al PP, y amable comensal por órdenes de Zapatero en la mesa de Otegui y Rufino. Y está el PSOE de las Tres Gracias y Pedro. El PSOE dispuesto a entregar más de un siglo de existencia a Podemos. Un PSOE Garzón, que ya ha sometido a Podemos al PCE para su provecho y proyección. En ese PSOE de serpentinas rotas y matasuegras sin fuelle, destaca Margarita Robles, que es mucho más lista que Sánchez, la Sumelzo y la Cantera juntos. Se trata de un PSOE expulsado, de un PSOE hundido –excepto ella–, de un PSOE kilométrico, de un PSOE entregado, de un PSOE en hinojos, pero al fin y al cabo, de un PSOE ganador porque cuenta con el tesoro de la coherencia de Margarita, que por coherencia, no es ni militante del PSOE. «Casi, casi, Pedro te amo/ casi me muero de amores,/ si no es por el casi, casi/ casi me alisto en el PSOE».
Este último PSOE también es apoyado por los socialistas periféricos que votan contra la unidad de España. Pero no hay que escandalizarse. Así es si así os parece. Pura imaginación. El PSOE de verdad es el de Margarita, que mantiene su escaño y su presidencia de comisión parlamentaria. Contra ella, nada es posible. Es de Pedro, siempre con Pedro, y colorín colorado este cuento se ha acabado. Pedro es el anzuelo; Margarita, el corcho. Y los que piquen, besugos.
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