Rubalcaba: "Pilar, estoy bajo de azúcar, tráeme dulces"
Su capilla ardiente en el Congreso da para un libro. Desde sus más leales como Lissavetzky o Elena Valenciano, hasta otros que le despedazaron sin piedad. Con su ácida ironía, desde el más allá, se habrá reído lo suyo. «No seas político, que se sufre bastante», decía.