Alfonso Ussía
Deplorable ausencia
La pregunta de la consulta que no se va a celebrar son dos. Como si fueran tres. Igual que tomarse medidas y probarse cada diez días el uniforme de la Orden de Malta cuando no se pertenece a la Orden de Malta. El escenario de la gran revelación bastante pobre. Un corredor acristalado. Esas cosas no se anuncian en un pasillo. Rajoy tendría que haber respondido a Mas desde la despensa de La Moncloa, pero los políticos se toman demasiado en serio las chorradas de otros y lo hizo con solemnidad excesiva. La puesta en escena, también pobre. Mas en el medio, con Junqueras, una rubia, el comunista de Iniciativa y un individuo con una pinta fatal en la esquina que miraba muy malamente. Me dicen que se llama David Fernández y milita en la izquierda estalinista. Me parece bien porque su figura amenizaba el ambiente.
Pero faltaba el actor fundamental, el deseado. Mas hablaba y hablaba y no se le entendía. Resulta muy complicado entenderlo, a pesar de la ensayada gesticulación de la que hizo gala. Con los novecientos millones de euros que les ha regalado Montoro en los últimos días, podrían haber empleado un tantito por ciento para contratar a quien mejor explicaría al resto de España y al mundo entero lo de la consulta con dos preguntas que no se va a celebrar. En la foto, junto a Mas, se echó de menos a Thamasanqa Jantijie, el intérprete de signos para sordos del funeral de Mandela.
Nada más apropiado para traducir a Mas que padecer de brotes psicóticos inoportunos. Un pasillo con cristales no es lo mismo que un estadio de fútbol abarrotado y con cincuenta Jefes de Estado en el palco presidencial. Para mí, que el brote psicótico del gran Thamasanqa principió cuando Obama, a dos metros de sus narices, le preguntó a la primera ministra de Dinamarca cuáles eran sus planes para la siesta, pregunta que no le hizo ilusión alguna a la señora de Obama, Michelle, que no admite ese tipo de desaires. Tampoco Mas es Obama, de ahí que por ese lado, Thamasanqa habría cumplido con su papel perfectamente gestualizándonos las dos preguntas de la consulta que no se va a celebrar. Porque faltó concreción y comunicación en el acto. Lo estoy viendo. Lee Mas la primera pregunta de la consulta irrealizable: «¿Quiere que Cataluña sea un Estado?». Y Thamasanqa que sube la mano derecha hasta la frente, la desciende hasta el corazón, la lleva posteriormente hasta la sien, endereza el dedo índice y lo atornilla sobre la sien misma como diciendo que Mas está incluso más chaveta que él. Con gran empaque, Mas lee la segunda pregunta: «Y si es así: ¿Independiente?». Y ahí es cuando le viene a Thamasanqa Jantijie la alucinación primera seguida de cerca por el brote psicótico. Y palmotea, se golpea el rostro, suda y finalmente, abandona el pasillo por el lado contrario al que se encuentra ocupado por el estalinista que no se ducha, abandona el palacio de la Generalidad, se sube a un taxi, y ruega al taxista que lo deposite en el aeropuerto del Prat para volver a Johannesburgo, y seguir enterrando a Mandela. Porque a un intérprete zumbado en Sudáfrica, como se ha demostrado, se le conceden oportunidades y categoría social, pero en la Cataluña independentista, un psicótico pasa completamente desapercibido. Que Mas será algo en Cataluña, pero Tamasanqa es una estrella mediática mundial.
Resumiendo. Que anunciar una consulta que no se va a consultar, con dos preguntas que jamás van a ser formuladas sin Thamasanqa en el acto, es algo, sinceramente, que no puede merecer la pena.
En esta ocasión, Homs ha fallado estrepitosamente.
Indignante.
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