Alfonso Merlos
Desatado, ma non troppo
!Ay, el Gobierno! Hay cosas que no han cambiado y que nunca lo harán ni por equivocación.
Ya se sabe que, para Alfredo Pérez Rubalcaba, el señor Mariano Rajoy conformó un gabinete de ministros equivocados y que no acierta en una sola de sus políticas ni de casualidad. Es más. ¿Qué español no es ya consciente de que el ciudadano de Pontevedra no tiene mayor empeño que el de engañar a sus compatriotas?
Ciertamente –ironías al margen– el balance del secretario general del PSOE (¡vaya exageración considerarle líder del partido!) es desmesurado, injusto, sectario, tramposo y poco consistente. Se sujeta desde posiciones ideológicas inamovibles que poco tienen que ver con lo que hoy reclama el pueblo llano: menos palabrería y dogmas, más eficacia y pragmatismo.
¡Qué se le va a hacer! Ni el Partido Popular está ayudando a salir de la crisis, ni está defendiendo los derechos de los más desfavorecidos y, encima, con reformas como la del aborto emprende regresiones cuasi-decimonónicas. Pero, ¿quién se cree este cuento? ¿Esto es un análisis o una caricatura?
Por fortuna el hijo pródigo de Solares conserva cierta vergüenza torera para reconocer lo obvio y acompañar ahí al poder ejecutivo: la unidad de España está fuera de toda discusión, los que pretendan levantar muros y cavar trincheras no labrarán sino su fracaso.
Pero no desbarremos en el elogio. En la mili el valor al soldado se le supone. Y en este país estamos demasiado acostumbrados a que al político de turno no se le suponga la defensa de sus intereses nacionales. ¿O no?
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