Alfonso Ussía
Días celebrados
Respeto profundamente a los que celebran los días significados. Día de la Madre, del Padre, del Amor, del Orgullo Gay, de los Peatones, el Día sin Ruidos y hasta el «Día sin Día», que tiene, al menos, el atractivo de la contradicción. Pero el más integrado en la sensibilidad de los españoles es el Día de la Madre, instaurado solemnemente por Pepín Fernández desde su despacho de «Galerías Preciados» en el decenio de los cincuenta del pasado siglo. Pocos años más tarde, Ramón Areces instituyó el Día del Padre desde su despacho de «El Corte Inglés», y el éxito de uno y de otro ayudó a abrir los diques de los días especiales. Tuve una novia en mi lejana juventud, un tanto cursililla. Me llamó un día, muy de mañana. Voz cautivadora. –Felicidades, mi amor-. Le respondí que se había equivocado, y que no era día para felicitarme por motivo alguno. -Hoy es nuestro día. El del amor, 14 de febrero-.
Le devolví el rosario de su madre y me quedé con todo lo demás.
Lo he contado. Fuimos diez hermanos, de los que vivimos nueve. Un día, nuestra madre nos reunió después de comer. – No os preocupéis. No es importante, y no me alargaré mucho. Estoy feliz con vosotros y soy vuestra madre. Lo fui, lo soy y lo seré siempre. Pero con un matiz. Soy vuestra madre todos los días menos el Día de la Madre. Queda terminantemente prohibido felicitarme en ese día y más aún, hacerme un regalo-. Consideramos sus hijos que su deseo era fácilmente aplicable a nuestras costumbres, y así lo hicimos. No por ello dejamos de quererla y respetarla. Pero el Día de la Madre, nuestra madre era una mujer a la que conocíamos de toda la vida –ella nos la dio–, pero no sabíamos a ciencia cierta quién era. Hasta el día siguiente, que volvía a ser nuestra madre, lo cual nos producía una enorme alegría y mayor satisfacción.
La genialidad comercial de Pepín Fernández, y posteriormente de Ramón Areces, ha convertido en una tradición familiar una idea para incentivar las ventas en sus respectivos grandes almacenes. Por otra parte, el Día de la Madre ha cambiado en diferentes ocasiones de fecha, y hay muchos hijos que hablan solos por la calle como consecuencia de su filial desconcierto. Entiéndase su descolocamiento afectivo. Si el Día de la Madre se instaura en abril, se cambia a marzo, se traslada a octubre y finalmente se establece en mayo, en las familias pueden darse situaciones confusas y fronterizas con la ruptura de relaciones. En la actualidad, con Internet, ya no hay justificación de olvido o de mala interpretación del calendario. Durante unos años, el taco del calendario «Myrga» no coincidía en el señalamiento del Día de la Madre con las agendas «Luxindex», que tuvieron mucho éxito por su agradable diseño y las páginas de plástico de colorines que separaban los mapas de los días y el listín telefónico de la hoja dedicada a especificar la distancia kilométrica entre las principales ciudades de España. –Mañana viajo a Vigo por carretera-. Y siempre había un poseedor de «Luxindex» que consultaba e informaba con solemne contundencia: - 598 kilómetros-. Me permito, por seguir el hilo, que se celebre a partir de 2016 «El Día del Viaje a Vigo», en homenaje y recuerdo a las agendas «Luxindex».
Comprendo que este texto está capacitado para producir numerosos desacuerdos. Cierto es que si hay una figura que merece un día, una semana, un mes y hasta un año es la de la madre, y más en los tiempos por los que transcurrimos con tanta madre que no quiere tener hijos y tanto hijo que termina en una trituradora sin haber conocido la luz. He pretendido, tan sólo, recordar que tan respetable tradición familiar viene de trasanteayer y de la inteligencia comercial de dos geniales empresarios.
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