José Ramón Pin Arboledas
Dos más uno
Dos más uno son tres. Nos lo enseñaron en Primaria. Es cierto y la llamada Troika (Comisión Europea, BCE y FMI) lo ha demostrado. No hace ni una semana que el organismo internacional criticaba a los europeos por la operación de rescate a Grecia iniciada en abril de 2010 y repetida en el verano de 2011. Para el FMI, la terapia aplicada fue equivocada. Grecia, según Lagarde, debió reestructurar la deuda desde el principio, no tiempo más tarde, cuando se hizo.
La parte europea de la troika se defiende diciendo que una reestructuración de la deuda hubiera contaminado al resto de la Eurozona, creando un estado de pánico. Es posible, pero lo que no dice es quién poseía la deuda griega. La sospecha es que estaba en manos de bancos centroeuropeos en cantidades masivas. Si fuera así, el retraso en la reestructuración dio tiempo a esas entidades para reducir su exposición a ese riesgo. Si esa sospecha fuera cierta, de forma discreta la parte europea de la troika defendió a bancos y ahorradores centroeuropeos a costa de la austeridad radical a la que sometió al pueblo griego.
Si eso se demostrase, los griegos podrían reclamar a los que tomaron las decisiones por perjuicios debidos a tratamientos indebidos, incompetencia o, peor aún, por prevaricación en beneficio de los ciudadanos e instituciones financieras centroeuropeas en contra del pueblo griego. Por eso, la parte europea niega las conclusiones del Fondo Monetario Internacional.
Los eurócratas, ya se sabe, designados fuera de los cauces democráticos directos, no responden al control de los votos, aunque sí a los de los medios de comunicación o los jueces. Si el pueblo griego o sus representantes fueran conscientes de ello, podría empezar un proceso ante los tribunales europeos. Aunque no hubiera sentencia, el escándalo estaría servido. También la contienda contra los eurócratas, y no sería la última. El Fondo Monetario Internacional, sin ser consciente, puede haber abierto una guerra de consecuencias incalculables. Si eso ocurre, la Troika será dos más uno.
Como dice un catedrático amigo, las predicciones económicas son más complejas que las meteorológicas. Los millones de decisores libres que suponen el funcionamiento de cualquier economía son imposibles de incluir en un modelo de decisión. Por eso, muchas veces, las teorías de los expertos pueden ser más erróneas que las intuiciones de los políticos. En España, Mariano Rajoy intuyó que el rescate sería inconveniente; se resistió como gato panza arriba para evitar que la Troika controlara la economía española desde cerca. En este segundo trimestre de 2013 empiezan las esperanzas económicas. ¿Se lo debemos a la cazurrería gallega del presidente? Al menos el destino de España lo elegimos nosotros mismos por mayoría, no expertos que nadie eligió.
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