César Lumbreras

El dilema de la OMC

La existencia de la Organización Mundial de Comercio (OMC) se juega entre hoy y mañana en Bali. Esta afirmación puede parecer una exageración, pero no lo es. Las negociaciones que se desarrollan en el marco de la Novena Conferencia Ministerial de la Organización, para continuar la liberalización del comercio internacional, están bloqueadas en el capítulo agrario por las exigencias que ha planteado la India. Si finalmente este encuentro termina en fracaso, es más que probable que la OMC salte por los aires. La razón es muy sencilla: si los ministros no logran un pacto, aunque sea de mínimos, los 160 países que forman parte de la misma continuarán negociando acuerdos comerciales de carácter bilateral, como ya ha venido sucediendo en los últimos años. Evidentemente, si hay más acuerdos bilaterales, el sistema multilateral, que es la esencia de la OMC, se morirá y, con él, la propia Organización. Dice el Gobierno de la India que necesita apoyar a su sector agrario para garantizar la seguridad alimentaria de su población en cantidad. El problema está en que, para logar ese objetivo, los otros miembros se deben comprometer a no denunciar a este país ante la OMC si pone en marcha ayudas prohibidas. La delegación de Nueva Delhi tiene su parte de razón en la petición, pero la dificultad radica en que una decisión en este sentido puede convertirse en un coladero para que unos y otros vuelvan a apoyar a sus sectores agrarios con medidas prohibidas ahora. Hoy son los indios, que han recibido el apoyo de algunos países, los que bloquean el acuerdo. En ocasiones anteriores los verdugos han sido otros. Al final, puede suceder con la OMC aquello de «entre todos la mataron y ella sola se murió».