Manuel Coma
El fiasco de Obama con el deshielo ruso
La post-guerra fría se divide en antes y después del 11-S. Puede que ahora se abra una nueva línea de demarcación. Antes y después de Crimea. Se plantean tres posibilidades: Si Putin lo ha hecho como moneda de negociación, dispuesto a retirarse con una gran tajada y no sólo en Ucrania; muy grande tendría que ser; muy poco verosímil. Si por encima de todo está dispuesto a no dar un paso atrás, que es lo más seguro, pero no pasar de ahí. Si ampliará las zonas invadidas. El cuánto y cómo depende en gran medida de la respuesta occidental. Ha demostrado que su cálculo es que ni le rozará la piel. Es más: que la pusilanimidad del Oeste seguirá en aumento. El otro factor, decisivo, es la respuesta ucraniana. Dada la determinación demostrada en la Plaza (Maidan), todo es posible. No es que tengan capacidad de resistirse a una invasión rusa en toda regla, pero su inmolación incrementaría el escándalo internacional hasta proporciones insoportables para el correoso Putin. Tampoco se sabe cuándo puede surgir una guerrilla o una resistencia clandestina. Por mansa que sea la respuesta de Washington, las consecuencias del paso de Putin pueden ser enormes. Europa no será la misma, la política exterior americana tampoco, el liderazgo de Obama –que charló una hora con Putin aleccionándolo sobre las excelencias del derecho internacional– quedará sacudido, y todo ello tendrá repercusiones mundiales. La inteligencia americano recibe un nuevo golpe. Su diplomacia también. Acababan de anunciar que no habría invasión porque Lavrov se lo había dicho. ¡Ya hace falta ganas de tragar! La ley del péndulo los arrastrará en dirección contraria. Obama ha quedado expuesto. Su política de «reset» –reinicio- ya era un fracaso declarado. Ahora se queda en ridículo. Los republicanos lo explotarán. Hay elecciones en noviembre, lo que determina la reacción de la Casa Blanca. Crimea puede ser como Afganistán para Carter. Se le cayeron los palos del sombrajo. Las vacaciones estratégicas se han terminado definitivamente. Puede que también la resaca de la opinión americana por Irak y Afganistán. Los peligros del mundo que viene han irrumpido como un ciclón. No puede haber más condescendencias con los aliados de Putin. Esperemos políticas más duras con Siria e Irán. Los islamistas pierden. Saudíes y generales egipcios ganan. China se debatirá entre el placer de la humillación americana y el susto por la violación de la sacrosanta no injerencia y la prepotencia de Putin. Considerará las oportunidades que el precedente le proporciona en la frontera con Rusia. En Europa la defensa habrá de tomarse más en serio y el esfuerzo de cada país en ese sentido contará en su peso en los asuntos de la Unión. Europa oriental echará el resto. Putin se la juega.
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