El líder mutante

Primero quiso ser Martin Luther King, el líder mártir de los derechos civiles de los negros en Estados Unidos, pero le hicieron ver, ruborizados, que en Cataluña los nacidos en Igualada no eran obligados a viajar en los últimos asientos de los autobuses para que los primeros los ocupasen los originarios de Murcia. Luego quiso ser Ben Gurion, padre fundador del Estado de Israel, pero alguien le susurró que Cataluña no era la patria de los supervivientes del Holocausto (que hasta el ridículo tiene límites), ni el pueblo catalán era el pueblo elegido, aunque esto último no lo tiene del todo claro. Ahora quiere ser Gandhi, quien encabezó la independencia de India en 1947 con ayunos prolongados, desobediencia civil y pocas coreografías de masas, prohibidas por el ejército colonial británcio. Cómo no, Artur Mas cree mantener algún parecido con el líder pacifista hindú: les une el carácter «pacífico, popular y festivo» de la lucha por la independencia de Cataluña e India. A Mas llegaron a llamarle el «Kennedy catalán» por su mentón bostoniano e inauguró su largo viaje hacia la Tierra Prometida emulando a Moisés, versión Charlton Heston, pero en un mar de banderas ,y él vende ahora por el mundo que Cataluña es la Holanda del sur o una república báltica regada por el Ebro. Si viajara a México sería Pancho Villa y si lo hiciese a Marruecos, sin duda, Abd el-Krim. La mitomanía crea fantasmas: si viajara a Neverland, sería Michael Jackson.