Andalucía

El parado ante los meteoros

La Razón
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Como el resto de los seres vivos, el humano se somete resignado a los dictados de la naturaleza. Igual que el virus de la gripe muta y se cambia de ropa interior para no ser reconocido, las hojas buscan el sol o la humedad, y el género humano se ocupa de su ombligo con no poco denuedo. En general, la tendencia al confort es ley en el corpus de la vida en el planeta. Por esa sencilla razón se está sentado cuando se puede y se tumba cuando no hay ni sillas ni barra de bar de por medio. Por eso mismo, uno se abriga si hace frío y, si hace como lo ha hecho durante la pertinaz ola, se abriga mucho o no se aleja más de medio metro de la cocina de la casa. Es lo que ha pasado estos días en muchos pueblos de Andalucía. En la provincia de Sevilla, sin ir más lejos, nevó en la Sierra Sur. Lo hizo en El Saucejo, cuyas últimas nieves, uno de esos dictados naturales, han estado a punto de sembrar el pánico entre la población. Si en algunos lugares de Andalucía los niños pasan frío en las aulas, en otros la maldición recae en la población desempleada. Hostil destino el del parado que acude a la oficina del empleo en El Saucejo, pues o acude a la cita bien abrigado o se pasa la jornada jugando al mus con los pingüinos. Como los muertos del cementerio de Lora del Río, los saucejeños en paro se hielan de frío. Ante tal situación, ni Perogrullo se preguntaría por qué no se instalan sistemas de calefacción en los centros de enseñanza o, en general, en donde se cumple un servicio al público. El agua, la luz, el teléfono, las clásicas normas de confort, y al fin la temperatura. Ríanse del siglo XXI, pero habrá quien se tema que los andaluces prefieran Canal Sur a esas dotaciones imprescindibles. Una televisión, la nuestra, eso sí que es un dictado de la naturaleza.