Pilar Ferrer
El poder de la gestión
Frente al morbo y los rumores políticos, seriedad y gestión. Eso fue lo que exhibió Ignacio González en un expectante desayuno informativo en Madrid, bien arropado por una nutrida élite empresarial. Allí estaban los presidentes de todas las grandes compañías como prueba de que esta comunidad lidera el crecimiento económico del país. Nombres como Luis Gallego, Ignacio Garralda, Juan José Hidalgo, Juan Béjar, Mario Armero, Enrique Cerezo y José Folgado, ente otros muchos, escucharon al presidente madrileño. Sin olvidar, detalle importante, al catalán Juan Rosell, presidente de la CEOE. Las cifras no engañan y el despegue de la economía madrileña, tampoco.
En ausencia de Esperanza Aguirre y Ana Botella, muy comentado, tuvo dos madrinas políticas a tener en cuenta. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y la ministra de Empleo, Fátima Báñez, fiel exponente de la recuperación laboral en esta tierra. Y una tercera dama en liza, Cristina Cifuentes, para engordar la expectación y dejarla seca. Ni Cospedal se mojó, ni Cifuentes se arrojó, y mucho menos Báñez se pronunció, pero todo el mundo se deshizo en elogios hacia un hombre que ha dado un paso adelante para ser candidato y conoce como nadie los entresijos del PP madrileño y del Gobierno regional.
Jaime Ignacio González González cumplirá el próximo 19 de octubre 53 años, fuertemente vinculados a la Capital del Reino, donde nació, estudió Derecho y accedió por oposición al Cuerpo Técnico Superior del Ayuntamiento. Uno de sus mentores, el que fuera ministro de Administraciones Públicas y hoy presidente del Congreso, Jesús Posada, lo recordaba: «Nacho gestó la ventanilla única, aquello fue la pera». Todo un palmarés como profundo conocedor de la Función Pública y un auténtico «apagafuegos» en las entrañas del PP madrileño. Nueve años a la sombra de Esperanza son ya un mérito incuestionable.
Todo el mundo sabe que Madrid es la clave del poder. «Quien pierde Madrid pierde La Moncloa», dijo un día Alfonso Guerra. Muy cierto. Tal vez por ello, Mariano Rajoy se lo piensa tanto. Pero el discurso de Ignacio González fue valiente, avalado por una gestión económica y unas cifras incontestables. Hasta se permitió anunciar medidas para las mujeres autónomas embarazadas y un aumento presupuestario para la sanidad madrileña, una de las mejores no sólo de España sino en la esfera mundial. Frente a turbulencias secesionistas, Ignacio González se enorgullece de ser español y defiende la unidad de la Nación. Alto y claro, su discurso fue un soplo de aire fresco. Algunos de los empresarios asistentes lo decían: «Es el sucesor que Madrid se merece». Aunque la providencia decida, el balance cuenta y ahí queda.
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