Restringido
El PP salva los muebles
La pugna más fuerte en España, como se ha visto en toda la campaña, era entre el PP y el PSOE. Del resultado dependía en gran manera el rumbo y porvenir de los dos líderes respectivos. Los dos partidos mayoritarios han cedido posiciones, como se esperaba, a distintas fuerzas minoritarias, que han fraccionado sobre todo al electorado joven y de izquierdas. Pero el pulso principal entre Rajoy y Rubalcaba, que se habían involucrado directamente en la campaña porque conocían la importancia simbólica y política de este reto, lo ha ganado Rajoy con claridad, a pesar de tener lugar estos comicios en mitad de una legislatura después de una primera etapa de dolorosos recortes a las clases medias y no llegar todavía a la calle y a las casas demasiado perceptiblemente los frutos de la recuperación económica. O sea, en el peor momento.
La crisis ha golpeado con fiereza en los países europeos a los partidos en el poder. Los únicos destacables que ganan estas elecciones en sus países estando en el poder son la canciller Merkel y el presidente Rajoy. Eran, en cierta medida, las elecciones del desaire, del desconcierto y del cabreo. El voto de castigo estaba garantizado. Sin embargo, el PP ha salvado los muebles. Todo lo contrario que el PSOE, donde a partir de hoy se abre seguramente la crisis por el liderazgo.
A la vista de los resultados, Cañete ha derrotado a Elena Valenciano. Queda claro que la falsa polémica feminismo-machismo no ha calado en el grueso del electorado. El socialismo español tendrá que revisar a fondo sus planteamientos radicales, lejanos a los de la socialdemocracia europea. Con gritos, aspavientos y descalificaciones no se ganan las elecciones. Ahora deberían apoyar a Arias Cañete decididamente como comisario europeo, olvidándose de rifirrafes sin sentido y descalificaciones sin fundamento. Tanto a los populares como a los socialistas españoles debería preocuparles hoy especialmente la deriva soberanista catalana, que se ha movilizado en estos comicios y ha dejado en situación desairada a CiU. No sé qué pensará Artur Mas del triunfo de Esquerra. No sé qué pensará Duran Lleida. Pero deberían estar a estas horas preocupados, lo mismo que los principales líderes de los grandes partidos nacionales. En fin, otra sombra para el PP, dentro de una jornada razonablemente positiva, han sido los resultados andaluces. En el Sur tiene mucho trabajo que hacer.
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