Carmen Enríquez

El Rey bromea sobre su estado de salud

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La recuperación del Rey se complica y parece probable que su incorporación plena a las tareas habituales que tiene como Jefe del Estado se retrasen un poco más. Una nueva contrariedad que, según personas que han tenido ocasión de verle estos últimos días, no ha mermado el proverbial buen ánimo ni la simpatía del monarca a pesar de esta nueva dolencia. En esta ocasión, es una antigua lesión en la columna vertebral, concretamente una hernia en la zona sacrolumbar, la que está dificultando su recuperación después de la operación de cadera que se le practicó a finales del pasado mes de noviembre. Es sabido que Don Juan Carlos tiene una predisposición genética a sufrir de artrosis, lo que no ha impedido que durante muchos años haya practicado deportes de riesgo, quizá en el convencimiento de que llevar una vida activa mitigaría la posibilidad de que esa dolencia familiar le afectara al llegar a la edad madura.

Durante la próxima semana habrá que estar atentos a lo que decidan los doctores que han detectado este recrudecimiento de la hernia discal en la zona baja de la espalda que le estaba produciendo intensas molestias. Los especialistas en este tipo de lesiones deberán evaluar si Don Juan Carlos tiene que pasar de nuevo por el quirófano o si optan por otro tipo de solución menos invasiva. Afortunadamente, los resultados del chequeo que se le ha practicado, salvo la lesión de columna, son satisfactorios. Un hecho que debe permitir a los doctores ser optimistas de cara al estado general de salud del Monarca para afrontar una nueva operación quirúrgica, con el riesgo que implica siempre para cualquier paciente ser sometido a una anestesia general.

Además del buen ánimo, el Rey mantiene, según las personas que le han visto y han hablado con él últimamente, su sentido del humor. Un rasgo de su carácter que le hace bromear sobre su propio estado de salud, que psíquicamente es muy bueno, pero que le obliga a andar con un calzado especial de gruesas plataformas y apoyado constantemente en unas muletas que sólo suelta en el momento de saludar a las personas con un fuerte apretón de manos. «Al mal tiempo buena cara» es un refrán que el Monarca se debe repetir cada día cuando se dispone a afrontar una nueva jornada, en la que atiende religiosamente sus tareas de despacho, que no ha dejado de lado en ningún momento durante este difícil y penoso periodo de su vida.