Alfredo Menéndez
El Taca-Taca
L a selección de fútbol, que hoy se la juega en París, se ha hecho mundialmente famosa por ese juego de toque de balón en el centro del campo que en argot se ha conocido como «tiqui-taca». Y a la Justicia española a este ritmo de poner en libertad a los butroneros en menos tiempo del que tardan en reventar una caja acorazada se le va a conocer como el «Taca-Taca» por el nombre del Cristiano Ronaldo de la lanza térmica, Raúl García, más conocido como «el Taca». Si les suena a historia conocida están en lo cierto: Raúl «El Taca» García es un viejo conocido de la Policía desde sus tiempos de Villaverde hasta su chalet en Parque Coimbra. Entre una cosa y otra, 15 detenciones y ni una sola condena a la espera de juicio. Y por si fuera poco, los otros 16 detenidos acumulan otro centenar de detenciones. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una lanza térmica que un delincuente multirreincidente ingrese en prisión. Y lo más descorazonador es el mensaje que se envía a los comerciantes afectados y a los agentes implicados: ¿para qué abrir un negocio o mantenerlo si me lo van a volver a robar? Sería la pregunta de los joyeros. O ¿para qué detenerle otra vez si en apenas unas horas volverá a salir a la calle? Sería la pregunta lícita de los agentes de Policía y la que, afortunadamente, no se hacen. Tenemos unos joyeros y unos policías muy por encima de lo que nos merecemos: lo que no tengo nada claro es que tengamos la Justicia que necesitamos para que esta sensación de impunidad total siga campando a sus anchas. Pónganse las pilas señorías, el sentido común les está esperando a este lado.
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