José Luis Alvite
El tipo del bombo
Con su aplomo de jubilado y su sabiduría de experto, dice el general Manuel Monzón que una guerra a gran escala es el recurso más eficaz pensando en la reactivación económica de los países del área geopolítica euroatlántica. De paso que advierte de que las amenazas de Corea del Norte son sólo anecdóticas, duda de cuáles puedan ser las intenciones de Estados Unidos respecto de aprovechar la inestabilidad en la zona, pensando tal vez en la posibilidad de que un incidente en Corea sirva de pretexto para frenar el crecimiento económico de China y su previsible conversión en una gran potencia militar. Es obvio que el rearme militar chino ocurre emparejado con su crecimiento económico. Tan obvio como que ese mismo fue el binomio que facultó a Alemania para adoptar la actitud expansionista que derivó en la II Guerra Mundial. ¿Cuál es el papel de Corea del Norte en este supuesto? Irrelevante. El problema será la actitud que observen China y Rusia. Y sobre todo, que Estados Unidos vea con claridad que el relanzamiento de su economía pasará sin remedio por reconvertir los mercados en campos de batalla, sustituir los automóviles por carros de combate y recordarle al mundo algo que los europeos parecen haber olvidado: La diplomacia es un viejo recurso elegante y retórico que sólo llega realmente lejos cuando el redoble de la artillería y el sobrevuelo de los aviones de combate hacen tintinear las copas del catering en la anticuada y romántica solemnidad de las cancillerías. Yo me apunto a la teoría del general Monzón. No olvidemos que Alemania resurgió económicamente cuando Adolf Hitler sacó sus tanques a la calle y puso en ámbar los semáforos de Polonia. El de la paz es un somnífero sonido de violines del que a veces nos tiene que despertar el tipo del bombo.
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