Enrique López
Elecciones en Venezuela
La elecciones que se celebrarán mañana en Venezuela son de una importancia vital para la nación y para sus ciudadanos; se puede decir que todas y en todos los países lo son, pero no en igual medida. Las próximas elecciones generales en España también lo son, pero, pase lo que pase, y gane quien gane, nuestra democracia está muy asentada y todos aceptamos el resultado como una consecuencia precisamente de una democracia. ¿Alguien se imagina que en España un gobernante pudiera proferir expresiones como ésta? -«Si hubiera un resultado adverso producto de la guerra económica, tengan la seguridad de que este que está aquí, Nicolás Maduro Moros, y estos que están aquí, compañeros y camaradas de toda la vida, nos iríamos a las calles a luchar, a pelear, a defender, a hacer la revolución ahora desde la calle»; - imposible. Pero es que esta declaración viene acompañada de una serie de irregularidades e ilegalidades electorales que en cualquier país democrático ejerciente resultarían imposibles. A ello se le unen denuncias al proceso electoral como repartir alimentos en la calle en nombre del Gobierno, hacer propaganda en televisión sobre la acción del Gobierno, amenazas a personas beneficiarias de viviendas u otras ayudas, sobre todo madres solteras, por parte de representantes del partido en el poder, admitiéndoles que pueden perder estas ayudas, falta de seguridad sobre la duración de la jornada electoral, utilización de recursos públicos para transportar a personas a votar... En fin, toda una suerte de actuaciones que ya pensábamos abandonadas en las democracias actuales. A esto se le une el asesinato de una persona miembro de uno de los partidos opositores, que el líder del principal partido opositor se encuentra en la cárcel cumpliendo una condena, de la que uno de los fiscales que la impulsó ha manifestado que fue la consecuencia de presentar pruebas falsas, etc. Se dice que la democracia es el sistema menos malo, siendo peores todos los demás, pero cuando una democracia utiliza las formas democráticas para enmascarar un sistema de tintes totalitarios y sin garantías, puede ser todavía peor, porque sobre la base de la legitimación formal de la propia democracia se pretende convertir una ideología –la revolución– en una forma de estado que debe permanecer al margen de la voluntad de sus ciudadanos. Decía George Orwell que no se establece una dictadura para salvaguardar una revolución, se hace la revolución para establecer una dictadura; pero en el caso de Venezuela no se sabe muy bien qué ha sido primero. Decía también Alberto Moravia, que una dictadura es un estado en el que todos temen a uno y uno a todos, y en el caso de Venezuela parece que su actual gobernante teme a una gran mayoría que pueda cambiar el curso de las cosas. Un sistema que se basa en que sólo es posible una forma de gobernar, un partido gobernante y nada más, se parece mucho a una dictadura. Esperemos que los observadores internacionales hagan y puedan hacer bien su trabajo, y que el pueblo venezolano pueda votar con un mínimo de garantías, y así poder conseguir que gane la democracia, gane quien gane las elecciones.
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