José María Marco
Electorado previsible
El escenario andaluz se presentaba complicado a la hora de predecir el voto de las últimas elecciones municipales. La desconfianza hacia los dos grandes partidos y la emergencia de organizaciones para las cuales no había referencias previas hacía difícil calcular con un mínimo de precisión los resultados. Las elecciones han demostrado que las encuestas, y en particular la «cocina», es decir el procedimiento que permite evaluar el sentido real de lo que indican los encuestados más allá de la intención de voto declarada, han funcionado bien. Quien hubiera realizado un promedio de los resultados de las últimas siete encuestas habría obtenido una hipótesis bastante ajustada a lo que pasó el 22 de marzo.
Es un hecho positivo, como se ha escrito, porque permitirá evaluar el comportamiento de los electores con precisión y abrirá la puerta a los necesarios reajustes en las estrategias de los partidos conforme a los intereses de los electores. Además, reintroduce un poco de sensatez en un panorama que hace escasas semanas parecía casi del orden de lo apocalíptico, con mutaciones tectónicas que llevaban al hundimiento de todo el sistema.
En realidad, el voto de los españoles en estos casi cuarenta años de democracia liberal se ha caracterizado por una sensatez extraordinaria. Si se deja de lado el caso de los nacionalismos vasco y catalán, la mayoría de los españoles han optado siempre por votar a grandes partidos nacionales que sólo tienen alguna posibilidad de gobernar si ocupan el espacio del centro. La encuesta del domingo en LA RAZÓN demuestra que este esquema, que no es obligado llamar bipartidismo, no ha dejado de estar vigente.
En el centro derecha, sigue la hegemonía del Partido Popular sin que aparezcan, a diferencia de lo que ocurre en muchos otros países europeos, organizaciones de derecha populista, racista o antieuropea. El PP pierde respaldos por la abstención y por el centro, a causa de la gestión de la crisis, pero los electores españoles de centro derecha siguen sin caer en las tentaciones antisistema. No les ocurre lo mismo, al menos no del todo, a los votantes de la izquierda. También aquí se mantiene la fidelidad al partido que representa el centro, pero además de darse un trasvase de votos hacia Ciudadanos, los votantes fragmentan el panorama con el apoyo a los compañeros politólogos de Podemos. Aun así, estos parecen tener menos éxito ahora que hace poco tiempo. El votante español sigue buscando el centro. Las estrategias de los grandes partidos deberían estar claras.
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