César Lumbreras
En defensa de M
Hoy no me queda más remedio que acudir en defensa de ese gran ministro de Hacienda que Rajoy puso al frente de las finanzas españolas hace cuatro años y que ha cosechado un gran éxito en su gestión. Y lo hago porque en las últimas horas ha sufrido críticas por culpar a las Comunidades Autónomas de que se haya disparado el déficit público. La verdad es que llevaba unos cuantos meses desaparecido y ya echaba de menos que se presentase en la calle del pueblo, con el revólver presto, para disparar contra el que fuese menester. Pero, hete aquí, que, de pronto, ha salido de su despacho, un tanto despechado por su falta de protagonismo y, rodeado de sus asociados, salvo Tremendez, ha desenfundado su arma y «pin pan pum». Sus «balazos» en forma de acusaciones han recibido contestación desde las consejerías de Hacienda de casi todas las regiones, incluidas aquéllas en las que todavía gobierna el PP, y desde el resto de los partidos políticos. Todas ellas han sido muy injustas, porque los que han gastado más de la cuenta han sido ellos, los consejeros, y no el ministro. A este último sólo se le podría recriminar que era él, y no otro, el encargado de vigilar que se cumpliesen los límites, pero, total, esto último es una minucia y seguro que hasta discutible. Se repite la situación, como cuando recibió críticas generalizadas, primero por subir los impuestos cuando habían prometido lo contrario y, segundo, por anunciarlo mientras se reía. Ya digo, ataques infundados, porque seguro que él sólo quería poner un poco de alegría ante el disgusto que nos daba en aquel momento. Pero, como el resto no entendimos su sentido del humor, lo interpretamos mal. ¡Gran injusticia la que se está cometiendo, porque su gestión ha sido brillante: ahí está la subida de impuestos, su responsabilidad porque se ha disparado la deuda pública y, ahora, su gran logro, lo del déficit, resulta que tampoco era verdad! ¡Como siga apareciendo, el PP se hunde!
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