Enrique López
En son de paz
Al final parece que llega lo inevitable, una convocatoria de elecciones autonómicas en Cataluña, a través de la cual y de forma torticera, se pretende plantear un plebiscito sobre la independencia de este territorio español. A estas alturas ya sabemos que nuestro país está asentado en una democracia no militante, la cual no obliga a compartir todos y cada uno de los valores y principios constitucionales, pero si a respetarlos. La Constitución es norma jurídica y obliga, de tal suerte que cualquier reforma de la misma, pasa por cumplir su propias previsiones, y no cabe duda de que la integridad territorial española y el principio de soberanía popular residenciado exclusivamente en el pueblo español, son pilares sobre los que se asienta, y cuya superación exige algo más que una engañifa electoral. Aun así la cuestión radica en que sabiendo como se sabe que cualquier acción ilegal va a tener respuesta inmediata con las armas que brinda nuestro ordenamiento jurídico, incluyendo la aplicación del art. 155 de la Constitución y el Código Penal, algunos insisten en su perversa ensoñación, engañando e involucrando a tanta gente. Si una Comunidad Autónoma incumple las obligaciones que la Constitución u otras leyes le imponen, o actúa de forma que atente gravemente al interés general de España, se podrán adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general. ¿Qué mayor quebranto cabe para el interés general de España que un proceso de secesión? Los animadores lo saben, y también saben que el Gobierno y el Ministerio Fiscal no tienen margen de actuación, tendrán que hacer cumplir la ley sí o sí. Pero además, en la defensa de España y de su integridad los poderes públicos no están solos, cuentan con el Pueblo Español.
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