Jorge Urosa
Falta de Magisterio
El Rector «soberbio», que no !soberbio Rector! por desgracia, de la Universidad Complutense, ha vuelto a dar muestras de su inagotable sectarismo, de su total falta de criterio académico y de su más profundo desprecio por el interés de la Universidad y en concreto del de sus alumnos.
Es el único Rector que se ha negado a firmar un convenio con la Comunidad de Madrid para mejorar la formación de los maestros. Once Universidades, tanto públicas como privadas lo han firmado, pero Carrillo dice que tiene que estudiarlo. Seguramente tiene que estudiar el millón y medio de euros de inversión que la Comunidad aporta en este nuevo convenio, o el refuerzo que el mismo plantea para los futuros maestros en materias como Lengua o Matemáticas; no hace falta recordar el nivel de las últimas oposiciones en la Comunidad, con errores escandalosos por parte de los opositores. Mientras el rector soberbio lo estudia, los estudiantes complutenses se ven obligados a hacer prácticas sólo en colegios privados, ¡Anda que si lo llega a hacer un Rector de Derechas! El resultado de tan concienzudo estudio es que los complutenses se están marchando a otras facultades de Educación en las que sus rectores son menos estudiosos, o quizá menos sectarios y están mas preocupados por sus alumnos y menos en hacer política desde la facultad.
Será que el interés político esta por encima de la razón y de la Universidad. Será, que la actuación del rector, como casi siempre, está condicionada por la cortedad de miras de quien piensa exclusivamente en su futuro en el PSOE y en la posibilidad de convertirse en el referente de la izquierda madrileña. Será, en definitiva, que a Carrillo le falta autoritas y sobre todo le falta lo más necesario para gobernar cualquier institución Universitaria, le falta magisterio.
La maltrecha Complutense ya no está para «seras», necesita una rebelión en la granja o pronto entre Berzosas, Carrillos y Monederos varios ya no quedará nada por lo que rebelarse, ni Colegios Mayores, ni estudiantes, ni siquiera quedará el alma mater complutensis.
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