Martín Prieto
Fariseos, hipócritas, sepulcros blanqueados...
La pena se extingue con su cumplimiento aunque consten antecedentes judiciales o penitenciarios sólo a efecto de reincidencias. A menos que el castigo incluya la inhabilitación, a Jack el destripador, cuyos tres asesinatos han prescrito, podría postularse para la Cámara de los Comunes y ser electo, que más perversos los habrá. Ismael Álvarez, ex alcalde de Ponferrada y hoy concejal independiente, fue condenado a una pena de indemnización de 12.000 euros más costas por acoso sexual a la edil Nevenka Fernández, antigua amante, que tiene derecho a decir no. El señor Álvarez, que sufragó la multa y pagó el baldón social, también está en legítimo derecho a permitir con su voto otra mayoría municipal sin que los socialistas deban rasgarse ninguna vestidura. En el PSOE donde habitan tantos que priman la reinserción sobre el cumplimiento íntegro de las penas ahora aparecen rigoristas partidarios de la cadena política perpetua. Ni los ultraortodoxos judíos israelíes deben llevar su moral al Parlamento y ningún partido político español está en condiciones de repartir otra cosa que no sea detestable moralina. A cuenta de la lamentable bragueta ponferradina (que siendo grave no llegó a mayores) Carme Chacón ha tratado éste asunto como «insoportable». Eguiguren. Los apéndices del Presidente andaluz, la histórica Amparo Rubiales y Susana Díaz, se tiraban del acantilado moral presas de «vergüenza inadmisible». Eguiguren. Hasta Rubalcaba, virgen y mártir, ha tenido que desembarcar en el socialismo leonés para apagar el incendio. Jesús Eguiguren fue durante años presidente del socialismo vasco, gran interlocutor de ETA con credenciales de Zapatero, amigo personal del asesino Josu Ternera, paciente del síndrome de Estocolmo y todavía respetado referente del PSOE vasco. No acosó sexualmente a nadie pero majó a palos a su esposa y fue condenado por maltratos físicos sin que al feminismo socialista se le alterara una sola extensión del cabello. Fariseos, hipócritas, sepulcros blanqueados...
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