Paloma Pedrero

Futbolistas y profesoras

La Razón
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¿Cómo van a cambiar los sueños de nuestros niños varones si se les condena a jugar a lo de siempre? Balonazos en el parque, en el cole, en los videojuegos. Y en la televisión saturación de fútbol. Futbolistas musculosos y ennoviados con chicas divinas; con millones en los bancos, con micrófonos abiertos a sus aburridas palabras. Un extraño cambio sí ha habido. Ahora los hombres lloran públicamente, aunque sea por meros asuntos profesionales. Así que los niños, según el último estudio hecho al respecto, quieren ser futbolistas exitosos y ricos. En segundo lugar, tenistas o pilotos de fórmula uno, más de lo mismo. Después ya policías o bomberos. Algunos, pocos, se decantan por ser ingenieros, arquitectos o médicos. ¡Cuánto humanismo desprenden nuestros varoncitos del siglo XXI! Ellas, nuestras niñas, ven la misma televisión, viven en la misma tribu y tienen padres parecidos. Sin embargo, sus profesiones soñadas son bien distintas. Ellas, en primer termino, quieren ser profesoras. Después médicas, veterinarias y biólogas. Muchos significados tiene este estudio último. Pero, a vista de pájaro, hay uno fundamental en positivo: que por más que nos asfixien en los medios, en la calle, en casa con la inclemente mentalidad patriarcal, las niñas, las mujeres, no caemos con prontitud en sus garras. Las pequeñas, en su inmensa mayoría, no anteponen el dinero y el poder en sus deseos. Ellas prefieren dedicarse a ayudar los demás. A enseñar, a curar, a investigar. Yo, que voy mucho a los parques, observo a las criaturas y doy fe de ello. Por eso deseo con fervor que ellas crezcan sin renunciar a su ser femenino primordial, y que ocupen velozmente más puestos de responsabilidad social. Me encantaría ver qué ocurrirá cuando la luz matriarcal nos alumbre a todos.