Alfonso Ussía

Gesto valiente

La Razón
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Lo cortés no quita lo valiente. A mí, los refranes, los lugares comunes y los tópicos me importan un bledo. Pero ahora, a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, le toca el turno de los elogios por su gesto valiente y humano. Votar a favor de la propuesta del PP y Ciudadanos de recibir oficialmente en el Ayuntamiento a Lilian Tintori y los padres del preso político venezolano Leopoldo López. La alcaldesa ha sido respaldada por su «número 2» en el Ayuntamiento, Marta Higueras. El resto de los podemitas votaron en contra, y los socialistas de la señorita Causapié y el acuclillado Carmona, se decantaron por una estercolada abstención. La propuesta salió adelante gracias al voto de la Alcaldesa y el de Marta Higueras.

No alcanzo a comprender a la señorita Causapié, al acuclillado Carmona y al resto de los ediles del PSOE. El Partido Socialista ya ha mostrado su solidaridad con Leopoldo López en diferentes ocasiones. Es cierto que Rodríguez Zapatero se ha convertido en un muñeco de guiñol manejado por el carcelero Maduro, e intuyo que hasta Pedro Sánchez, cuya única obsesión es la de dejarse devorar por Pablo Iglesias, también ha apoyado, con mucha cautela, eso sí, a los presos políticos venezolanos. Zapatero no. Zapatero, rechazado por la oposición, siempre estará del lado de Maduro y su Gobierno narco-comunista.

Así como de la señorita Causapié se puede esperar cualquier incongruencia política, lo del pobre Carmona es digno de analizar. Lleva años intentando hacer creer en su hondo sentido de la democracia y la moderación. Yo llegué a creérmelo. Si la alcaldesa Carmena ha tenido el coraje de votar a favor de la humanidad y la justicia y en contra de sus ediles, lo mismo podría haber hecho Carmona, que una vez más se ha comportado y manifestado como un inane cobarde y de gallináceo proceder. A Lilian Tintori, que es una mujer valiente y excepcional, y a los padres de Leopoldo López los han recibido en todos los despachos, sedes e instituciones de los Estados del mundo libre. La situación carcelaria de Leopoldo López, juzgado y condenado por un tribunal gubernativo, y acusado por un fiscal que, huido a los Estados Unidos reconoció que todas las acusaciones contra el dirigente de la oposición habían sido falsas e inventadas, supera la condición de tenebrosa. Rodríguez Zapatero le ofreció, en nombre de Maduro y a cambio de su libertad, un pacto indigno. Y sigue en prisión por mantener la dignidad que pretendía ablandar el correveidile del gorila máximo. Pero Carmona ha optado por la abstención, por el apocamiento, el desmayo y la collonería. Le tiene miedo a su jefa, la señorita Causapié, que meses atrás era su subordinada. Carmona está desautorizado para siempre. Se ha arrinconado a sí mismo con su gastroenteritis política y su correntía ideológica. En ese barullo descomunal que hoy es el PSOE, Carmona es visto por sus compañeros de partido como un ridículo espantapájaros que a ningún ave espanta.

Bien, y muy bien, por la alcaldesa Carmena, que ha entendido que la justicia y la humanidad están por encima de las ideas y los pactos políticos. De cuando en cuando, no con excesiva frecuencia, nos sorprende con actitudes imprevistas de buena persona y de calidad humana. Leopoldo López y la injusta prisión que sufre y padece bajo la tortura del tirano narco-comunista bolivariano, es el ejemplo del preso que prefiere los barrotes de su celda y la humillación de su cautiverio a la resignación de su dignidad. Eso lo ha entendido Manuela Carmena, que no Carmona el desvencijado y temeroso, y la siempre sanchista e implacable señorita Causapié. Bien por la Alcaldesa. Lo del PSOE del Ayuntamiento de Madrid, sencillamente vergonzoso.